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Pescadores que vienen ofreciendo el producto de su trabajo en las adyacencias del Paseo, serán obligados a vender en otro lugar diferente.

Estas decisiones deben ser analizadas a fin de no perjudicar a quien se lanza a las aguas del Manamo a trabajar para poder llevar el sustento a su hogar.

Bien es sabido que a raíz de lo costoso que resulta obtener el combustible, estos pescan y en el mismo sitio venden lo que recogen del río. De más está decir que estos pescadores ofrecen la pesca más económico que en otros lugares.

Recientemente un comprador de pescado comentaba que mientras varias personas intentaban llevarse un pescadito a casa, llegó un sujeto en una camioneta a pretender impedir que estos compraran y llevarse él todo lo que se staba expendiendo, para luego venderlo en el mercado municipal, sin mojarse los talones.

Hay que establecer unas rondas a fin de fiscalizar los precios y este tipo de maniobras que no benefician al pescador, ni a la colectividad.

Fotografía: José Gregorio Ruíz

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