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Dr. Crisanto Gregorio León

«Unas varitas no podrán protegerlas.

Necesitamos algo para bendecir».

–        Gemma Arterton – Gretel Grimm

«Implosionando a la institución». Las torres gemelas etílicas de la institución, son al decir del coronel psicópata sendas columnas vertebrales de su negocio delictivo o de su red criminal. Ambas están en manos del suplemento narcisista del doctor fraude, Isabel su barragana etílica, porque aquella leal delincuente que aparenta llevar sus riendas es solo un monigote o una marioneta cuyos cordeles mueve y cuya recaudación en dólares producto de las coimas es de la exclusiva rapiña de Chabelita y de allí el nombre de estas dos oficinas o andamiajes productores de miles y miles de dólares o dinero negro, las torres gemelas de la corrupción o las columnas etílicas. 

«Las reinas de la corrupción». Una de las columnas etílicas es la oficina de control o gestión de las extorsiones que por el legado del rey la Catarina preferida del doctor fraude y con la que ahora se cita clandestinamente por ser además su amor secreto, también es el ducho en alterar, falsificar y plagiar títulos valores, por lo que le valió la restricción de su libertad siendo ahora un paria, y es quien le enseña e instruye a Isabel ávida por corromperse y por corromper; pues es quien le legó las mañas, los artilugios y los vericuetos en “falsificación” elaborando  títulos  valores fraudulentos que constituyen la manera más verosímil de certificar lo que es falso, para la venta ilícita, bajo cuerda y que como diestra alumna del mal en aprender criminalidad, ahora es experta en montar estos documentos de gran demanda ilícita para la venta en dólares en el mercado negro. La otra columna etílica es la oficina de las notas musicales de donde Isabel por echársela de sobrada y cagar por arriba del culo no procuró el adiestramiento de parte del delincuente pero traicionado y golpeado Ananás, entonces ahora lo recibe de la  aprendiz de aquella estilista del coronel, su más destacada aprendiz, la conocida peliteñida; por lo que hoy en día Isabel se está bastando por sí sola cada vez más lo suficiente para patear y desalojar al equipo duancajea de Ananás y no dejar en la institución señales de estos vecinos delincuentes, pero como siempre digo, los burros del mismo pelo cuando se ven se saludan y hasta hora conviven y se entrelazan cuales áspides.  Chabela hubiera preferido a Crucita como maestra en esto de las notas musicales, pero ella se negó de cuajo al rememorar las traiciones cuando estuvo al frente de esa oficina junto a su amiga la Aguada. Es que tigre no come tigre y Crucita prefiere esta vez mirar los toros desde la barrera. Ya no puede confiar en Isabel desde el caso en que se auto acusaron de robarse los escáneres y otras tecnologías de la institución y además en cualquier momento algo ha de explotar y los guisos se seguirán destapando. Pero denlo por seguro que en las casas de cada cual están esos aparatos. 

 «Si nosotras caemos presas, usted también». Ah, pero para aquel entonces, antes del imperio de Ananás, las funcionarias la Aguada y Crucita tuvieron la sagacidad de arrancarle a  fuerza de terror al coronel psicópata como cómplices de delitos, dos documentos que comprometían las responsabilidad de este triunvirato, cuando se difundieron en los grupos de Whatsapp sendos oficios con el sello del despacho institucional y la rúbrica del coronel, donde este militar dejaba constancia que : “Lo que las funcionarias la Aguada y Crucita, hacen y han hecho, ha sido con mi total y absoluto respaldo y conocimiento”. Y en el texto las felicitaba por las labores encomendadas y cumplidas. De modo que a confesión de parte, relevo de pruebas. Oficios estos que muchos tuvimos la precaución de guardar en nuestros archivos. Por eso y por muchísimas circunstancias de mayor peso y peligrosos bemoles Crucita no confía en Chabela la etílica, al menos que le suelte millonarias coimas, porque así es como  resuelven entre criminales sus diferencias cuando quieren hacer las paces.  

«No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista». Si las torres gemelas, se derritieron, se desplomaron y cayeron ante el atónito global por las circunstancias mundialmente conocidas, también en algún momento han de caer estas dos columnas etílicas y nunca más la oscuridad ha de reinar en la institución. Y me refiero a que caerán sus actuales gerentes, porque hay mucha gente honesta y con probidad dispuesta a hacer un trabajo decente por su país.  Pues desgraciadamente por estar en manos de quienes han estado, estas  oficinas o las columnas etílicas constituyen los dos armazones pervertidos que han cebado la permanencia en la empresa del coronel psicópata alias el doctor fraude. Sí, en efecto, este depredador social el coronel homologado que viene de la tropa como sargento, que además sufre de licantropía, tal cual lobo salvaje que no suelta la presa, que no quiere quitarle los colmillos a esta corporación que ha tenido la desgracia de que este idiota moral se haya atravesado en su destino, está cebado en un doble sentido que a continuación explico.   

Tal cual depredador, el canis lupus, el lobo cebado , adjetivación con la que  identificamos a este coronel psicópata que mantiene los colmillos y las afiladas garras clavadas y afincadas en una empresa licita, haciendo negocios ilícitos, porque la está depredando.  Ese es el velo, es lo que se oculta detrás de su desempeño institucional. Pero incluso si obviamos su transfiguración en perra rabiosa en la que para asustar y amedrentar con su espantosa e histriónica apariencia donde enseña los dientes y mueve la jeta en señal de estar fúrica, en su apariencia de bípedo humano lo vemos como se ha vuelto rechoncho, porque se encuentra cebado como un cerdo,  se siente cómodo, como parasito que come y caga dentro de su huésped y no lo quiere desalojar. Para ponernos a tono con una adorable artista, el coronel psicópata ahora solo mastica y traga, traga y mastica. Además de que es un retentivo anal, producto de su psicopatía, tiene incrementada palpablemente su masa de índice corporal, está perezoso a la física,  porque se siente seguro, ya está convencido de que su permanencia en la institución es vitalicia, que nadie le disputará su jefatura y por lo que se ha vuelto sedentario, a tal punto que no quiere salir de su burbuja narcisista y la ansiedad, los trastornos de la realidad y la desproporción de la calidad de la ingesta de alimentos lo diagnostican como un soldado obeso, que no aguanta ni hace un mínimo trote de calentamiento. Comenta Isabel entre sus amigas, que comparándolo con su socio a quien describe como a un joven y apuesto investigador penal contemporáneo con ella, porque a Isabel también le gustan menores, expresa que su viejo lobo está tan cebado que adolece de microfalosomía.

«Se quitó el uniforme y perdió toda la disciplina». Pero qué más se puede esperar de un criminal psicópata. Al doctor fraude le importa un bledo, nada o poco la majestad del uniforme porque lo irrespeta  y menos le importa el honor que no se le divisa por ninguna arista. Es que el licántropo, éste lobo coronel está cebado no solo porque esté obeso por la glotonería o la gula que es otro pecado capital, por el robo de la comida a la institución, en donde  también se manda a cocinar exquisiteces para sí y para su barragana la etílica Isabel, porque prepara bacanales, porque se alimenta con productos de primera y también acude a costosos restaurantes, por el chorro de dólares que percibe de las extorsiones y de la venta de títulos valores estafa de manera ilícita; sino que también está cebado porque está dedicado, entregado a joder a la corporación, a parasitarla,  a sodomizarla , porque la cree de su propiedad como quien tiene un hato privado, porque siente que se encontró una víctima perfecta de la que ha presumido desde que entró a la institución de manos de su padrino del crimen, que esta empresa no hace ruidos , ni levanta el polvo, que no puede defenderse o que hay muy malos ciudadanos que solo son espectadores porque padecen el síndrome Genovese y nada van a hacer para salvarla, por el contrario se alían cuales criminales para delinquirla.

Al licántropo Marión, le gusta el peligro, pues le brinda una distracción a su vida infeliz, así son los psicópatas, se aburren con facilidad, se hastían con rapidez, por lo que procuran vivir al filo del riesgo, de la maldad y el sadismo. Esto describe al coronel psicópata y a su psicópata suplemento la etílica Chabela su barragana a quien también pateará cuando deje de usarla o ella a él cuando ya no lo necesite, porque se usan recíprocamente en estas faenas criminales. Aunque mientras subsista esta casa de dulces y el doctor fraude y la barragana etílica se sientan los propietarios, seguirán engolosinados depredándola, continuarán comiéndose  la institución y harán pedazos  su nombre.  ¡Cuánto caradurísmo, sinvergüenzas  si todos saben lo que hacen!

Hablar de la desdicha y de la desgracia que vive la institución, sus dolientes y sus clientes internos y externos, es como reescribir la historia de Hansel y Gretel, retratando las perversiones de estos actores, donde la madrastra es “cinco para las doce” el superior que se hace el Willy Mays y entrega a los niños a un fatídico destino, la bruja malvada es el coronel psicópata y Hansel y Gretel son los niños o las columnas vertebrales de esta honorable pero entristecida institución, que están elaboradas de codiciados dulces y sabrosos chocolates y que el felón militar ha secuestrado; por lo que  se ha puesto cebado ante el hartazgo criminal de engullirse a la empresa que se le ha confiado y en vez de ello la está patológicamente destruyendo con la complicidad de Isabel y del resto de sus monos voladores o monos jalabolas. Están los psicópatas conocidos como el coronel fraude e Isabel la etílica, destruyendo el goodwill y el know how de la institución. 

«La justicia es más dulce que los caramelos».

–        Jeremy Renner – Hansel Grimm

crisantogleon@gmail.com

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