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Es en los momentos de dificultad cuando la solidaridad se expresa de distintas maneras, y pueden presentarse desde orígenes distintos. Es pues que, en el contexto de la pandemia y dificultades económicas de la gran mayoría de la población venezolana, un grupo de empresarios deltanos, toman la iniciativa de asumir un desafío con espíritu emprendedor, mediante la conformación de una cooperativa de distribución y venta de alimentos, con la denominación comercial de “POLLO BARATO”, el cual es concreción de un gesto de solidaridad comercial con todo un pueblo ávido de un aliento, que les permita estirar sus ingresos económicos, con la garantía de poder adquirir algunos alimentos de calidad, a precios muy por debajo del mercado local, incluso del mercado de otros estados vecinos.

Este emprendimiento de por sí, puede ser contemplado por algunos agoreros, como un comercio improvisado y poco equilibrado, en función de sus precios y por supuesto, de sus márgenes de ganancias; en razón a lo cual y en palabras del grupo de emprendedores, “Estos son momentos para compartir verdaderamente las ganancias con el pueblo, con el pueblo deltano quien, durante muchos años, nos ha ayudado muchísimo”; esta no es una expresión, es una realidad concreta, solo basta con ir y comparar los precios de venta.

Este emprendimiento comercial se fundamenta además en las premisas de: solidaridad recíproca, anticipación, adaptabilidad y, en última instancia, superar con éxito una situación nueva y retadora.

Pollos de primera

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