Conciencia Tribal

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Manuel Hernández

Escritor, Poeta, Periodista (UCV), Locutor.

(Vicepresidente de la Sociedad de Poetas del Estado Delta Amacuro)

Saludos, mis queridos coterráneos, Dios les bendiga, cada día. Hoy quiero compartir con ustedes un tema que es sumamente importante, y que ha pasado desapercibido, no sé si por desconocimiento de la importancia que reviste, o por deberse a una adrede indiferencia quien sabe por qué intereses.

La situación de país que tenemos, es notoria, no hay que hacer mucho esfuerzo para percatarnos de ella, porque la vivimos a diario. La lucha que ejerce el Ejecutivo nacional para estabilizar la economía, contra la  inseguridad social, etc., ha sido paladina, a pesar de los inconvenientes, resultantes por erradas formas de afrontarla. En esta lucha contra la crisis venezolana, deben estar involucrados todos los factores políticos del país, como un solo hombre, independientemente su posición política.

Es una lucha por recuperar la estabilidad económica y la justicia social de nuestro país, a través del análisis, la rectificación y el trabajo, y eso no es cualquier cosa. No una lucha por buscar culpables, ni de aprovecharse de la errátil situación para sacar provecho político del asunto, ni tampoco para esconder el bulto.

Si los gobiernos de las provincias tienen la intención de apoyar al Ejecutivo nacional, la manera más efectiva es haciendo una buena gestión en su respectivo estado, pero una buena gestión realmente, apoyando las políticas sociales y a las organizaciones que el ejecutivo nacional ha creado e impulsa. Pero debe ser un apoyo indefectible, escogiendo para ello los mejores elementos, en las diferentes áreas,  además, comprometidos tanto con los proyectos económicos y sociales que se llevan a cabo, como con la población, para poder lograr vencer la crisis.

Significa bajarse del discurso y trabajar para el pueblo, hacer lo que se dice en los discursos, y no quedarse suspendidos en el verbo.

Uno de los mayores problemas que ha tenido el gobierno nacional, y ciertos gobiernos regionales, es esa falta de visión, el ignorar una premisa de la lógica en la política, que es el consenso, ya lo he dicho otras veces en los programas radiales, la evaluación de los elementos para cargos en las instituciones del estado. Pues, malos funcionarios, equivale a malas gestiones, y por ende, malos gobiernos.

Cuando digo, malos, me refiero a funcionarios no bien preparados, sin vocación de servicio, sin compromiso franco con el gobierno y mucho menos con el pueblo, sin sensibilidad social, fanáticos ideológicos, y el fanático ideológico es muy peligroso, porque no percibe lo que ocurre en su sociedad, en su entorno, solo ve su propia cosmovisión, impone su ideología política por encima de la realidad que vive la población, y cree que es la suya la única realidad existente y valedera.

El fanático no trabaja en función de ayudar a los demás, sino a los suyos, al  que piensa y ve  la política y al país como él, para él, los otros no son merecedores de los beneficios que el estado por obligatoriedad dispone para cada ciudadano. Trabaja en función de agradar y velar por los intereses e ideas de terceros, no del pueblo, es servil, estos personajes le hacen un pobre servicio a la patria, lamentablemente, en las instituciones del país existen muchos, y este tipo de elementos es el más buscado por gobernadores y alcaldes para puestos claves. Ahora, erradicar ese vicio, mejor decir, esa especie de maldición dentro del quehacer político venezolano, tiene que ser la premisa de cualquier gobierno de la provincia.

En esta lucha en pos de recuperar y estabilizar la economía y la productividad del país, tenemos que estar involucrados todos, cada cual desde su posición y trinchera, todos juntos, para generar la transformación, los cambios sociales que espera el pueblo, si no hay transformación, no hay revolución.

Es vital en la acción política llevar a la práctica lo expresado por Maquiavelo respecto a la adaptación de los medios a los fines de la sociedad, y lo que Rousseau, con su liberalismo, al sentar las bases de la soberanía del pueblo y el pacto social.  Si mal escogemos a los que van a llevar a cabo tareas importantes en la estructura político-social de un estado en particular, que van a tener la responsabilidad a través de sus gestiones de lograr que exista la empatía, la sincronización, o sincronía entre el mensaje político del gobierno y la acción  de ese discurso, que si se hace así, va a generar  lógicamente tranquilidad y credibilidad en la población por lo que se está haciendo a nivel de gobierno, a favor de ella misma.

Lo contrario, es ver a la población molesta y con razón, soportando los desaciertos de elementos mal preparados, corruptos, o esos que trabajan dominados por la pasión del fanatismo, lo que equivale a erosionar y dañar la gestión de un gobierno, provocando perturbación en la sociedad, y una rotura, una fisura en la confianza y credibilidad del pueblo por el gobierno, perjuicio para el proyecto socialista.

Vemos entonces, como una sola persona, un funcionario, o funcionaria, logra con su incapacidad y mala praxis, y hasta por su mala manera de tratar a la gente, influenciar negativamente, sin querer o queriendo, a una masa importante de la población, en detrimento del gobierno que él o ella misma representa.

Entonces, resulta que por quererle hacer un favor a alguien con un cargo, se le hace un desfavor a toda una gestión, y eso, hecho aquí, allá, y más allá, a lo largo y ancho del país, va teniendo consecuencias políticas en contra del gobierno, incalculables.

Y por supuesto, se hará sumamente infructuoso, adaptar a la mente colectiva, un mensaje revolucionario, de inclusión, de igualdad, de oportunidades para todos. Porque ¡Nunca! ¡Jamás! la ineficacia, la mediocridad, la impericia, la falta de preparación y el fanatismo, han sido baluartes del progreso en ninguna parte del mundo.

Es a través de elementos verdaderos, bien preparados profesionalmente, comprometidos con su  nación y con su gente, que respetando al gobierno que con dignidad deben representar, demostrando a través del trabajo que se le ha encomendado, ejecutándolo con responsabilidad, respeto y entrega, que la escogencia por ellos  fue inteligente, para bien del pueblo. De modo, que, escoger bien a un funcionario, es beneficiar al pueblo y al gobierno.

Y en esta hora que vive el país, escoger personajes que guarden los intereses personales o intereses políticos de alguien en particular, no solo es un crimen al país, sino la mayor traición a la patria. Por eso, es vital que los gobernantes sepan escoger, aunque no guste, ni sea popular, de lo contrario, el saldo seguirá siendo pernicioso, no solo para sus gestiones, sino también para la población. Los gobiernos regionales, cual sea su línea política, están llamados a ayudar al ejecutivo nacional, no a estorbar la gestión del gobierno central.

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