Compartir

Dr. Crisanto Gregorio León

«El destino aparentemente no carece de un sentido de ironía».

– Laurence Fishburne. 

Declaraciones de Julio Vásquez. Estoy muy molesto, contrariado, porque no me avisaron que yo estaba destituido del cargo. Es una falta de consideración que nadie me haya informado oficialmente que tenía un sustituto. Apenas hace unos días me llegó a modo de comentarios de pasillo que supuestamente yo estaba destituido. Pero no ha habido seriedad ni tacto por parte de mi superior que ha debido hablarme claro y decirme que por habérseme comprobado corrupción, entonces yo no seguiría de Jefe. Pero claro,entiendo lo del efectobumerán, el karma o la justicia divina; pues ha sido mi costumbre y mi consuetudinario comportamiento y proceder, ser siempre un traicionero. Fíjense que hasta traicioné a la compinche traicionera de Roxana. Jajajaja. 

¿Y cómo se me ocurre a mi pedir que no me traicionen?, si yo soy un traicionero que doy puñaladas por la espalda y me rio de mi maldad y de mi burla a los demás y les golpeo su autoestima. Pues por ejemplo cada vez que me quería deshacer de algún personal que me fastidiaba y que no convenía a mis intereses de corrupción, entonces mi estrategia siempre ha sido echarles un balde de agua fría y sorprenderlos, nada de conversar con ellos ni ponerlos sobre aviso, no, no.  Mi maldad siempre ha sido que se enteren que están despedidos cuando ya están fuera y eso me da alegría. De modo que no se los notificaba de ninguna manera, sino que ya cuando estaban destituidos y no recibían el salario, era que se daban cuenta que yo los había canallescamente botado y dejado sin sustento para sus familias. No es justo que siendo yo un coronel, me hayan hecho lo mismo. ¡Cuánto sarcasmo!…Si yo soy grandioso, y por tanto deben entender que soy intocable, que soy el propio narciso. Que malos son, me imitaron en mi maldad y no me avisaron. «buaaaaaa, buaaaa». Si yo soy un perro….

            El licántropo de rodillas. La institución está de fiesta. Mejor dicho, los institucionalistas experimentan una sensación de que se va a hacer justicia y que el corrupto psicópata coronel Séptimo Masquer o Julio Vásquez como también se le conoce, pagará por sus extorsiones en dólares, por sus extorsiones sexuales, por toda la corrupción que ha hecho destilar en la institución y por la venta ilícita de títulos valores estafa. Además por la violación a los derechos humanos y por su actuación déspota y humilladora a los clientes externos los funcionarios  y a los clientes internos los usuarios. Por su personalidad traicionera. Y que no quedará impune su sadismo. Que este tipejo, licántropo y voyerista, narcisista y psicópata corrupto que ha acumulado grande fortuna en ingentes e inusitados patrimonios oscuros, además en dinero negro que es verde y que no declara ni al fisco ni a las contralorías; al fin le pondrán los ganchos y lo harán preso “al malayo ese”.

Esta expresión “el malayo ese”, la estila usar Julio Vásquez al referirse a las personas de quienes él se aprovecha y de quienes recibe favores  y luego las humilla e insulta pagándoles con la frase “el malayo ese”. Vásquez acostumbra pagar mal por el bien recibido y en un verbo ofensivo y de burla usa esta construcción gramatical despectiva para denigrar de la gente que honesta y desinteresadamente le hace favores, connotando con ella “el maldito ese” o que a su vez se interpreta como mal nacido o malparido. Ahora su siniestra frase se le ha vuelto en contra.

El factor sorpresa. El día de la festividad de San Agustín de Hipona, el coronel Julio Vásquez sufre en carne propia lo que es “la inmovilidad tónica”, el frío desgarrador de que el mundo se le ha venido encima. El efecto de recibir repentinamente un balde de agua helada, como él acostumbra echarles a sus víctimas traicioneramente. Esta vez Julio Vásquez estaba desubicado o desorientado miraba a todas partes como esperando el auxilio de Satanás y ni siquiera el rey del averno se solidarizó con él. El conocido Séptimo Masquer o Julio Vásquez da igual al fin es la misma rata, sintió el desinflamiento  de su jactancia y de su repotencia, se vio al espejo como lo que él es en realidad, un infame  y vil gentuza que se ha pavoneado en su maldad en contra de muchos y ha hecho corrupción y cometido delitos hasta ahora impunemente., “pero se cagó en los pantalones”. Julio Vásquez que se ha caracterizado por su soberbia y engreimiento corrobora que no es nadie, sino un intruso depredador encubierto que ha parasitado la institución “hasta ahora”. Evocamos una frase de este Doctor de la Iglesia San Agustín de Hipona “La soberbia no es grandeza, sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano’. Ciertamente Julio Vásquez como todo narcisista se hace ver como grande o grandioso, pero cayó estrepitosamente cual verdugo genuflexo “pidiendo cacao”. Vaya valiente lobo, ahora no se le ven las ínfulas.

El doctor fraude, el coronel de impostura versus un legítimo coronel de carrera. Esa mañana del día de San Agustín de Hipona, entraron varios vehículos a la institución en lo que semejó una operación militar tipo comando. La operación fue liderada por un auténtico oficial de carrera, un coronel de grande preparación y trayectoria, que ha estado en todas las escuelas de formación como instructor titular y monitor. Un verdadero militar a quien sí se le divisa el honor. Un hombre digno que ha tenido cargos relevantes en los que ha destacado por su integridad y conocimientos. Un comprobado practicante de las enseñanzas del Capitán André Gavet en su libro “El arte de mandar”. Este coronel honorable, puso en su sitio a Julio Vásquez al coronel deshonroso. Puso en su sitio al coronel fraude, a este corrupto que viene de la tropa y que aprovechó de un quiebre en las leyes para usurpar el grado de coronel e infiltrarse con deshonor en una fuerza castrense de honor. La diferencia entre ambos coroneles es abismal, porque mientras el coronel psicópata es un fraude, el  líder entrante es un auténtico oficial de carrera. Por estas peculiaridades y antecedentes del entrante jefe, hay sobradas razones para pensar que la institución no sufrirá una nueva etapa oscura, porque a la fecha quien va ocupándose no tiene rabo de paja.

Borrando rastros. Se ha monitoreado a Julio Vásquez, el también apodado Séptimo Masquer, en un vehículo rústico de la institución extrayendo por varios días cajas de documentos y carpetas, además de bienes diversos. Entre tanto, la barragana etílica de Julio, la Jefa de una de las columnas de corrupción, auxiliada por And la Reina su cómplice peliteñida, haciendo igual procedimiento, desapareciendo y destruyendo todo aquello que los compromete. Consuetudinarios movimientos nerviosos de Séptimo Masquer y de Chabela encendieron las alarmas de que Julio Vásquez el coronel psicópata ha estado destruyendo el cuerpo del delito. O lo que el propio doctor fraude, voyerista, narcisista, psicópata y licántropo para echárselo de gracioso llama “el cuerpo de Benito”. Jajajaja que risa nos da, ¿verdad Julio Vásquez?. Has estado destruyendo parte de los elementos de interés criminalístico. Lo que pasa es que aún quedan muchas pruebas del malvado engendro. ¿Porque no subiste al canal de YouTube de la institución la pomposidad de tu destitución y el bochornoso y humillante momento que viviste? Si tanto te gusta darte publicidad engañosa, alevoso corrupto.

El nuevo jefe, el coronel legítimo con los cojones rayados. El nuevo jefe de la institución llegó con el oficio de destitución de Julio Vásquez. Porque para información de todos, Masquer fue destituido. No fue removido, sino que fue destituido. No fue cambiado sino enviado a su casa y hay alta certeza de que no volverá a ser nombrado para ocupar ningún otro cargo y menos como este último donde demostró ser una prostituta de la corrupción. Desde que el coronel legítimo o sea el nuevo jefe entró en la oficina de la dirección se impuso con gallardía y pudo quebrar la bravuconería de Julio Vásquez alias Séptimo Masquer. Impactado Julio Vásquez por la sorpresa de la intervención de su oficina, hablaba y tartamudeaba muy descontrolado, peor que como habitualmente se le pegan los platinos y quiso hacer alegatos, pero fue ignorado tal como él hace a sus víctimas, que las ignora luego que las destruye cobardemente y que las deja hablando solas y no les permite defenderse. Julio Vásquez sufrió la humillación tal como hace rutinariamente con otros.

 Todo fue un espectáculo, una actuación de la justicia. Donde el nuevo director – tipo el chacal de la trompeta – le dijo al doctor fraude con voz de mando firme y fuerte sin tembladeras, fuera, fuera varias veces. Le arrebató  las llaves de las manos y no lo dejó articular, además lo sacó de la oficina de la dirección y mientras Masquer le pedía cacao diciéndole que lo dejara conversar con él. El nuevo director le dijo que NO…Masquer fue humillado como acostumbra él humillar a otros, experimentó en su propia carne lo que él sabe aplicar en actos de torturas mentales, lo que en psicología llamamos inmovilidad tónica que es una respuesta del organismo ante una situación inesperada. La inmovilidad tónica (IT) se caracteriza por una gran inmovilidad física y verbal, temblores, rigidez muscular, bajada de la temperatura corporal (sensaciones de frío) e insensibilidad a la estimulación intensa o dolorosa, al tiempo que se preserva la conciencia del entorno. (se quedó impávido, sorprendido, extrañado y tartamudeando), al recibir de su propia medicina como él lo hace a sus inocentes víctimas, de echarle traicioneramente baldes de agua fría a quienes no esperaban esas canalladas de su parte. Pero al igual que sus mártires, las presas inocentes de su depredación, Julio Vásquez o Séptimo Masquer, quedó impactado al ver hombres serios y rectos encima de su negocio de corrupción investigándolo y tomando posesión del sitio.

Chuchín el novio de Julio Vásquez o el otro graduado fraudulento. Después de Julio Vásquez el destituido; al primero que el nuevo jefe o coronel legítimo le pidió la renuncia en voz fuerte y firme, fue a Chuchín el mayordomo, su amante bisexual, coautor de delitos, cómplice y testaferro. Luego les dijo a todos los gerentes que entregaran sus llaves y que además iban a ser sustituidos.

El caminar de prurito rectal y el pantalón “cagao”. El coronel julio Vásquez que además de bisexual también es reincidente en el delito de estupro; recibió la imprevista visita de otro coronel. Pero de un coronel de verdad, de la oficialidad, de carrera y no de tropa, infiltrado como Vásquez. Y todos escucharon y olfatearon lo desagradable, de cómo sus intestinos delataron el nerviosismo y el sobresalto de Julio Vásquez, a quien se le escaparon unas ventosidades malolientes y pedregosas, ante el susto de tener de frente a un hombre íntegro y con autoridad, que le hablaba con una voz grave y de mando, al cual no podía comprar. Nada más le faltó llorar, y hacer los pucheros y comerse los mocos como en aquella ocasión en que el salón de los ascensos le dijeron que no tenía méritos para ser promovido al grado de General por su récord delictivo, que más bien tenía deméritos y que si fuera por el jurado lo degradaban al rango de sargento de tropa.

Tomó de su propia medicina. Al coronel psicópata Séptimo Masquer conocido también como Julio Vásquez, le hicieron tomar de su propia medicina. Su actitud déspota sucumbió ante uno más arrecho que él, un coronel de verdad, de la oficialidad, de carrera y no de tropa infiltrado como Vásquez. En el día de San Agustín de Hipona en sucesos muy inmediatos, este militar nunca más ascendido alias el doctor fraude, consiguió la horma de su zapato. Es que Julio Vásquez se lo echa de  arrecho con los que infravalora y los cree poca cosa o ni siquiera cosas, aprovechándose de quienes no pueden defenderse o no tienen padrinos ni dólares para pagarle sus extorsiones; o de la gente educada y culta que no va a darle palestra para que se luzca en su vileza. Todo prevaliéndose de su cargo y de su jerarquía. Pero no tuvo huevos ante un verdadero y legítimo coronel de cojones rayados y cuatriboliao, que sí estudió el arte de mandar del Capitán André Gavet.  

El coronel Macario. Evocamos el mensaje del coronel Macario con su estilo punzante en su guachafita reflexiva en un español castizo diciéndole a Julio Vásquez, lo que todos piensan de él: “Tú eres un pendejo, animal, cobarde, homosexual, imbécil, anormal, pajúo, hijo de puta, coño de tu madre y lo peor de todo es que eres un ladrón. Tarjeta roja, ya sales del juego, se te acabó la teta.    

¿Sabe que el destino es especialista en ironía

y que eso es precisamente lo que lo distingue?

–       La tercera Virgen 2006. Fred Vargas.

crisantogleon@gmail.com

Deja un comentario