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Dr. Crisanto Gregorio León

«Un hombre sin ética es una bestia salvaje suelta en este mundo».

Albert Camus.

Del talento a la hibristofilia. Roxana usa una Caperuza, una capucha con la que pretende ocultar su hibristofilia o su atracción sexual hacia los delincuentes y corruptos, y desde que entró a la institución enfilada con el delincuente y corrupto de su jefe el licántropo coronel; además de querer camuflar sus artimañas y embaucadoras trapisondas con una imagen que no le cala, que no le viene, que no le encaja; pues sus máscaras ya son conocidas. Vive en el bajo escondrijo de su indecencia y con una moral de bota ancha. Es la mano artera de su licántropo coronel, en la que una débil línea los confunde porque son recíprocos fetiches, donde cada cual se siente la mascota del otro. El síndrome del coronel es la licantropía, el síndrome de Roxana es la hibristofilia. “La maldad usa muchas máscaras, la más peligrosa es la máscara de la virtud.”- Johnny Depp.

El licántropo coronel ya no disimula, ni siquiera frente a un calderón hirviendo, la etílica Chabela y la chiquilla que puede ser su nieta, hasta Chuchín se somete gustoso a las infidelidades y adulterios de su amor furtivo Séptimo Masquer. La institución es un antro, una Sodoma y Gomorra. El licántropo psicópata narcisista y voyerista Séptimo Masquer se siente henchido por su bisexualidad libertina que le da rienda suelta a su erotopatía, sin restricciones morales y con criminalidades; además de blasfemias contra todo lo sagrado, donde Roxana se soltó el moño y ha desconocido sus enseñanzas cristianas. La Caperuza Roxana, se ha vuelto apóstata de Cristo. Y ya el licántropo coronel no recorre con asiduidad los burdeles como es su costumbre, ha disminuido las visitas a lupanares; porque ahora tiene a la Caperuza Roxana y a los clientes internos y externos que acosa y extorsiona en sexo y en dólares. Los encuentros furtivos disfrazados de reuniones de trabajo, engañan incluso a la más vigilante y astuta de las policías. ¿En qué momento? Ellos construyen el momento.

La gestualidad del licántropo psicópata Séptimo Masquer. Recordemos que Séptimo Masquer el  licántropo coronel es un depredador social, además de un depredador sexual y su caracterización de licántropo o de perro le sienta tal cual depredador salvaje. La licantropía es un síndrome psiquiátrico delirante caracterizado por la creencia del paciente de ser un animal salvaje y peligroso. Nada más hay que ver al coronel psicópata narcisista y voyerista cuando siente enojo, como no sabe ni puede gestionar sus emociones, empieza a mover la jeta y a pelar los dientes botando saliva, imitando el hocico de un perro o de un lobo rabioso. Y no es un contexto lúdico, ni divertido ni gratificante. Es patético verlo como cree lucirse imitando a un perro con mal de rabia. «Los únicos lobos a los que debemos temerles son aquellos que llevan piel humana puesta». George R.R. Martin.

El complejo narcisista de superioridad del licántropo coronel Séptimo Masquer, así como saberlo un delincuente es lo que a la Caperuza Roxana le atrae de su jefe. Eso la mantiene en el infierno de sus bajas pasiones y no son lluvia de bendiciones para sus vidas ni para la vida del maldito coronel, que entre ambos cometen las mayores injusticias en contra de los empleados y trabajadores haciéndolos sus víctimas. Fíjense hasta donde han llegado el trastorno y la perturbación de la Caperuza Roxana que usa a su inocente cónyuge para diseñarle al psicópata gratificantes cumplidos. El adulterio no solo es físico, de obra, sino mental, de pensamiento. ¿Entendiste Roxana?

Los sueños de la Caperuza Roxana dejaron de ser húmedos para convertirse en mares obscenos. No le importa la bisexualidad ni ninguna de las parafilias de su jefe. Roxana voluntariamente ha abierto como cachorra juguetona las puertas de su sodomización, exponiendo su vientre en señal de sumisión y confianza, indicándole a su jefe que él es el perro alfa, en la que el psicópata inusualmente por esta vez, no ha usado el gaslighting, pues Roxana solita busca y se entrega al licántropo psicópata para que se la coma. El psicópata no ha anulado la voluntad de la Caperuza Roxana, pues ha sido ella quien se ha entregado libremente, abriéndole las piernas. Las maldades de ambos se han encontrado en escenarios perversos, llenos de lujuria y de pecado. El corazón es engañoso y perverso, más que todas las cosas. Jeremías 17:9-11.

La flagelación anhelada. Se la graba a la Caperuza Roxana subiendo y bajando las escaleras, presurosa y arrastrándose para encontrarse con el psicópata de su Jefe Séptimo Masquer, con las carpetas en las manos, para programar sus próximas maldades, perversiones e injusticias en contra de los trabajadores y luego Roxana genuflexa al frente de la puerta del perverso, ante su burbuja narcisista, esperando que el licántropo coronel eventualmente la flagele. Seguramente el Señor de los cielos tendrá más compasión con una prostituta adicta al crack, que con estos dos personajes – Roxana y Masquer – que despiadadamente traman la forma y manera de burlarse de los seres humanos que sustentan sus economías familiares con base a un menguado salario. La piedad ha de ser mayor con las prostitutas drogadictas,  que con la Caperuza Roxana y con el maldito coronel el colombiano Séptimo Masquer, el mismo que por dinero hizo un pacto con Satanás. Ambos en sus deformaciones mentales abusan de su circunstancial momento de protagonismo y se entrelazan cuales sierpes infernales. Porque son como los sepulcros blanqueados, que por fuera se ven hermosos pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Mateo 23:27.  

Falta de respeto y de humanidad es la peste en Roxana. Desde que Roxana se posesionó en el cargo, el cual cree eterno para ella y para sus cómplices entre los que cuenta su Jefe el psicópata; desde ese instante emprendió una carrera para llenarse de enemigos e irrespetar y traicionar a sus colegas violando los códigos de honor y de ética que deben prevalecer entre iguales. Pues, Roxana, patea los códigos, las leyes y los reglamentos que regulan las relaciones entre colegas. Roxana solo sabe que llegó para imponer su maldad y su circunstancial momento para irrespetar a quienes les debe cordialidad y consideración por la homonimia de las profesiones, por la experiencia, por la trayectoria, por los años y por la canicie. Y por encima de eso, la sensibilidad humana y el respeto mutuo. Pero Roxana, echa por la borda a su Colegio Profesional por rendirle tributo, genuflexión y pleitesía al delincuente de su jefe el coronel psicópata Séptimo Masquer. Si no supiéramos que Roxana realmente estuvo en las aulas universitarias para blandir al menos el primer título que ostenta previo al ingreso a la institución, diríamos que al igual que los alardeados con posterioridad son un fraude por entrar en la misma cayapa que el doctor fraude que se apropió ilícitamente de otro título universitario más. Porque es que Roxana está desubicada de la filosofía que inspiran sus códigos profesionales y del respeto, consideración y honor con el que se debe relacionar con sus colegas. Roxana es una analfabeta ética y espiritual.  Craso pecado  Roxana, el colocar por encima de Dios al coronel psicópata.

Los dólares de las extorsiones y de la venta ilícita de títulos valores estafa. Mientras tanto el coronel maldito, el psicópata Séptimo Masquer se llena a borbotones sus bolsillos de dólares manchados por el deshonor, por las extorsiones. Se enriquece ilícitamente con millones de dólares que aunque son de color verde se trata de dinero negro porque no lo declara ni al fisco ni a las contralorías; por el giro ilegal que le ha dado a la empresa; entre muchas otras ilicitudes y crímenes que se cometen en la institución, con la complicidad de diversos actores y monos voladores jalabolas, guiados por un anti líder, por un líder negativo, por el licántropo coronel psicópata narcisista y voyerista disfrazado de persona empática para poder calar y pasar inadvertido; actuando a un personaje fingido para ocultarse cual depredador; porque su verdadera personalidad es la de un ladrón y delincuente Pero está haciendo histrionismo para no ser descubierto y lo peor del caso es que la mayoría sabe que se trata de un trastornado y  los monos jalabolas cual rebaño sin autoestima y sin pensar en sus almas, le siguen arrastrados en el juego maléfico de corrupción , maldad, indecencia, inmoralidad y decadencia espiritual.

Roxana usa una Caperuza, ese es su disfraz y el coronel es un licántropo esa es la caracterización más acertada de un depredador salvaje, consuno con su personalidad de depredador social. Roxana ha sucumbido a las pasiones del alma, a la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza espiritual. Roxana es la personificación femenina de su jefe Séptimo Masquer, el coronel psicópata. Roxana lo emula, con suma facilidad porque en esencia es maldad como él. Una decente señora, me comentó. No sé qué opina usted, pero la Caperuza Roxana está llena de maldad. “La maldad no es algo sobrehumano, es algo menos que humano”. Agatha Christie

Roxana  se encuentra dominada por las pasiones, no hay formación académica ni cristiana que la hagan razonar sanamente, sino que su mente y su corazón se encuentran secuestrados por ese enamoramiento adulterino que la mantiene servil al coronel psicópata Séptimo Masquer. Roxana incluso traiciona sus códigos éticos y persigue a gente honesta con tal de satisfacer las perversiones del siniestro jefe narcisista. Roxana es falsa para con los que a su juicio han quedado al desamparo del mañoso hombre a quien ella justifica mientras le asalte su intimidad, lo que en sus sueños húmedos es recurrente; porque desea que juegue con ella y en su erotopatía todo lo permite si encuentra que el depredador la tome en cuenta.

Roxana lo mira fijamente a los ojos, buscando la química cómplice que la autoriza a seguir con el juego donde lo imita rebuscando su aceptación. Roxana es la tercera en la lista de las esclavas del trastornado. Pero en sus fantasías le gusta ser la Anastasia Steele en todas las inmoralidades que le provea el psicópata narcisista. Ni su esposa ni su amante son tan entregadas a satisfacer al patán mejor que Roxana. Roxana les hace la competencia desleal. Cuando lo mira, cuando escucha su nombre y cuando está a su lado, su brillo foveal la delata.

Roxana, se desvive por agradar al coronel psicópata, incluso en contra de toda regla moral hace que su propio esposo le sirva a su amante bandido, desde el bajo escondrijo de su indecencia, con una moral de bota ancha. Roxana está casada con un buen hombre y tiene descendencia con él, pero ella desde que entró en los fogueos insanos con Séptimo Masquer el psicópata narcisista ni se respeta a sí misma, ni respeta a su matrimonio. No le importa que idea puedan tener de ella el resto de la gente ni sus compañeros de trabajo, ni siquiera Dios. Roxana se deja manipular del psicópata y él «le come el coco», se aprovecha permitiéndole ese acercamiento lastimero usándola para sus fines vengativos, de envidia, ilícitos e inhumanos. Pues Roxana «está loca por su amor». Por el amor de un hombre que no es su esposo, que circunstancialmente es su Jefe. Pero Roxana ha preferido hacer apostasía con tal de saciar los deseos de su enamoramiento insano, mientras hace adúltero a su inocente cónyuge.

Se escuchan de los labios de Roxana las defensas a ultranza que hace de su jefe el malvado narcisista Séptimo Masquer. «Él es así y ni tu ni nadie lo cambiará, no ves su suficiencia, su don de mando, su personalidad avasalladora, es amigo de gente de poder e importancia»; son expresiones por las que Roxana protagoniza borrascosas adulaciones hacia el depredador social que la tiene rendida a sus perversiones. Los pecados capitales han asaltado el alma vanidosa de Roxana, pues la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza espiritual son las banderas que serpentean en su esencia.

Roxana adula a Séptimo Masquer  y se entrega a los deseos de su insano amor oculto en una vorágine de injusticias hacia otros, a quienes les miente, los insulta y los humilla al saber que están pasmados atravesando momentos de grande susceptibilidad por materializar juntos – Roxana y Masquer – innobles actos en su contra. Y ambos se sienten justificados, se sienten orgullosos de sus maldades y Roxana experimenta en su erotopatía clímax de fruiciones ilícitas.

Un holocausto voluntario. ¿Y cómo logrará Roxana zafarse del control que el pervertido psicópata narcisista ejerce sobre Roxana? Porque si bien existen las técnicas oscuras de dominación como el gaslighting, en este caso ha sido Roxana quien como cachorra juguetona que expone su panza, le ha abierto las puertas de la sodomización y de los juegos mentales por su embelesamiento adulterino. «Analízate Roxana, hoy en día lo de ser falsa parece estar de moda, y créeme que tú estás marcando tendencia siempre».

El descenso de Roxana a los Infiernos… Pero este no es el descenso que hizo Nuestro Señor Jesucristo, el hijo de Dios quien resucitó a los tres días y luego subió a los cielos. No, este descenso de Roxana no es para un Full Day, es un descenso permanente como inmigrante. El descenso de Roxana a los Infiernos acompañada del coronel psicópata. Otra mortal que junto al narcisista psicópata  se creen justificados por las maldades y el sadismo que hacen en sus circunstanciales cargos públicos donde están convencidos de estar por encima de todos y que permanecerán en ellos por todas sus vidas.

Hay, ahí, mucho que chupar y parasitar, mucho que robar y depredar. ¡Ay pero esa es una de las puertas al infierno!  Y piensan estar por encima de Dios y de los hombres. Roxana ha hecho apostasía de Dios para ganarse el «amor» del perverso y para complacerlo, urdiendo junto a él y por orden de él, además de colocar su propia carga de maldad, para dañar a otros, pero no a sus semejantes porque esos son los monos voladores jalabolas. Roxana y Masquer  urden maldad y complotan iniquidad para dañar a los hijos de Dios, al prójimo al que se refiere el primer mandamiento de la ley de Dios «amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo». Que porquería de almas, cuán alevosas personas son. Ellos van en contra de los buenos y a los malos ni los tocan, porque son sus monos voladores jalabolas. Me atreveré a citar el pensamiento de un funcionario víctima y buen amigo llamado Isul Dimenna “Todos ellos han de morir de enfermedades terminales previo grandes sufrimientos”.  

Recordemos las palabras del Señor: «Maestro, ¿cuál es el principal mandamiento de la Ley? Él le respondió: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos pende toda la Ley y los profetas». Pues esta hibristofílica mujer, para perdición de su alma le ha dado al primer mandamiento de la Ley de Dios , la interpretación que una abogada adúltera le daría en fraude de la ley a una norma jurídica para ganarse la confianza de su cliente varón, así con ello ofenda a Dios. Y aunque pudiera tratarse de una «cristiana protestante » le sugeriría leer las Glorias de María de San Alfonso María de Ligorio. Encaminate a salvar tu alma Roxana que en eso andamos procurando muchos.

El relato de un funcionario. Se trata de Roxana, la misma del brillo foveal, la Caperuza hibristofílica, una mujer de cuidado, la malévola herramienta de Séptimo Masquer el coronel psicópata. Hagamos catarsis dijo el funcionario que la describe. De ordinario me telefoneó a la 12 de la noche, cuando se presume que todos estamos dormidos descansando. Pero Roxana es una mujer de hábitos nocturnos, como los demonios, al cabo es una de esos ángeles satánicos. Sin ningún respeto llamaba y me despertaba, se creía graciosa y autorizada al hacerlo. Yo la disculpaba sin siquiera sugerirlo. Pero  Roxana por el peso ocupado  en la empresa con su moral de bota ancha sentía que era más bien un deber mío atenderla presumo ahora, por lo presumida y jactanciosa que resultó. Porque es una mujer de peso, me portaba como lo que soy, un hombre empático, educado y culto, además quería entenderla en su llamado de auxilio para socorrerla a  hacer las tareas de sus niñas; total yo tengo seis princesas y sentía que ayudarla con las suyas era como si lo hiciera con las mías.  Me enviaba incluso las fotos de sus hijas mientras dormían en sus literas, que aún conservo.

Los ardides de Roxana. Conversaba Roxana esta disoluta mujer, con un funcionario quien narra esos episodios. Ella desde el bajo escondrijo de su indecencia, por horas hasta transcurrir las tres de la madrugada tiempo marcado por brujos y hechiceros como la hora del diablo, pero también por cristianos como hora de Dios. Roxana llegó a mí como cristiana que anda con la Biblia debajo del brazo y esas atenciones mías para con ella de largas horas en las que escuchaba sus anécdotas, sus fantasías y retos laborales, todo el tiempo que me impuso brindarle de madrugada, también fue traicionado. Nunca tuvo Roxana en mente una real y  verdadera amistad, relata el funcionario, todo fue un engaño. Se trata de una máscara como la que usa su jefe Séptimo Masquer. Se infiltró Roxana en mi credulidad, la creí una persona sana, tenía como salvoconducto hacerse llamar cristiana. ¡Que podría imaginarme que al igual que el ángel lucifer, estaba siendo maquinado por quien se me presentaba como una amiga, mientras despotricaba del coronel y de Chabela el suplemento narcisista de Masquer! Escuchaba sus monólogos, conservando  el recelo para no adelantar opiniones, algo me decía que Roxana no era totalmente de fiar. Recuerdo las veces que me pidió orientación profesional y sin ningún atisbo de egoísmo, le proporcioné las herramientas cognitivas para que se luciera en sus quehaceres. Incluso le di modelos y documentación. Pero Roxana todo eso lo traicionó. Roxana es un pestilente demonio que anda en la oscuridad.

Si habla mal de ellos conmigo, seguro hablaría mal de mí con ellos. Pensé yo, dijo el funcionario. En una ocasión el marido de Roxana, la estaba esperando en el centro de la ciudad y ella no tenía transportación para ese momento, por lo que me pidió que la llevase, lo cual hice con amabilidad, incluso le presté mi androide para que charlara con el inocente hombre. El trayecto se convirtió en una retahíla de traición hacia su jefe el coronel el psicópata  Séptimo Masquer y hacia su suplemento de ocasión la conocida etílica Chabela. Incrédulo narra el funcionario; ante lo que escuchaba preferí mantener los labios cerrados no fuera una tramada trampa. Hay gente que estila hablar mal de otras con el permiso de ellas, para sacarte información y luego traicionarte. Me pasó una vez con un Manuel y no precisamente el de Marcelino Pan y Vino, pues  Él si se trató de Dios como bien lo dijo Pablito Calvo en tan portentoso filme. El psicópata seguro se sentirá aludido pues se cree un Dios, esa es su fijación narcisista.  

Pues bien, le hice de chofer a Roxana, dijo el funcionario;  y en lo que duró el recorrido, desde la empresa al casco central, la falsa cristiana soltó la lengua como canta un pajarito. Y dijo todo cuanto estaba sintiendo por la indiferencia y falta de reconocimiento que hasta ese entonces le aplicaba su jefe el psicópata y los desprecios que le hacía el suplemento la conocida etílica, a quien optó por adularle a su hijo enfermo para ganarse su confianza. Para aquel momento, las lealtades estaban de huelga. Habló de las trampas que estos hacían y de los delitos encubiertos que cometen, los mencionó con detalles. Pero era una veleta en su discurso, de modo que mantuve el recelo y el cuidado pertinentes. Sentí que quería calibrar mi criterio en esos escenarios. Recuerdo con especificidad, cuando dijo, el jefe sabe todo, y cuando da una contraorden es porque él así lo planeó. Continuó el funcionario: Inadvertía enteramente los propósitos de Roxana, hasta un día que golpeó mi autoestima siguiendo las directrices de su licántropo coronel, el psicópata de su jefe.

Con la traída o el ingreso de Ananás a la empresa, Roxana armó un alboroto de alegría, pues conformó a un equipo de delincuentes y Roxana se autonombró en algunos perfiles, mientras se endosa igual credenciales sin trabajarlas. Pero el destino de Ananás la estilista siempre estuvo en manos de Juanita y eso es material de otras epístolas. Dijo  Roxana, haber escogido a Ananás de entre los aspirantes y que se trataba de un elemento muy preparado. Lo que no sabía nadie era de su preparación en las coimas y en la  corrupción. Ananás es el mejor ejemplo para sus sobrinos dijo, ¡vaya tío!, además de ser el mayor representante del piso arcoíris, que constituye uno de los bastiones de la corrupción en la empresa. E imagínense, quienes lo escogieron fueron Roxana y el coronel psicópata, junto a otro mono volador desterrado perseguido por la justicia, el rey de los títulos valores estafa. Ananás un gozón del trío y de una simpática monita voladora que el propio psicópata la tuvo que expulsar porque lo superó en corrupción. Por los frutos los conoceréis. Tengamos en cuenta que somos la media de las 5 personas de nuestro entorno. Dime con quién andas y te diré quién eres. Incluso debemos pensar mal del psicópata y de su círculo, pues él así estila juzgar y aplicarlo a los inocentes.  Entonces,  piensa mal del coronel psicópata y acertarás.

La institución es una caterva de delincuentes, jalabolas al psicópata Séptimo Masquer;  que pagan a diario sus almuerzos  en dólares en sitios gourmet, sobre todo Ananás que distinguió como un gran culinario; extorsionando a los usuarios y recibiendo coimas para la entrega fraudulenta de documentos ilícitos. Pero claro, por orden del coronel psicópata. Por las actividades que se generan en el antro, la institución se ha convertido en una puerta al infierno y por ella entran y descienden el coronel y los miembros de su club. Un exclusivo sitio cuyos integrantes deben ser hipócritas sociales, burladores, delincuentes encubiertos, y monos voladores jalabolas del coronel psicópata Séptimo Masquer. En fin gente sin honor que no temen perder sus almas,  porque para ellos lo que importa es hacerse de fortunas y  ostentar  un cargo público. ¡Vaya vacíos espirituales!

«Aún el más racional pensamiento de ética es indefenso

si no existe la voluntad de

Hacer lo correcto».

–              Alexander Solzhenitsyn.

crisantogleon@gmail.com

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