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Dr. Crisanto Gregorio León.

«Aquella… era una universidad del crimen.

Entré con un bachillerato en marihuana y salí con un doctorado en cocaína».

–        Johnny Depp – George Jung.

                Una noticia recorre el territorio, que al coronel psicópata lo van a remover. ¿Pero cuándo? es el clamor de la gente decente , pues tienen él y su equipo de desadaptados, de delincuentes de bajo perfil, un nivel de rechazo donde las flechas indicadoras se salen del cuadro estadístico y señalan cada vez más toda la corruptela intramuros y extramuros que maneja este idiota moral que nunca más fue ascendido por su doblez y por sus delitos en flagrancia, el felón tiene sus expedientes y cuando le negaron el ascenso hizo pucheros y se comió los mocos; y ahora  al sentir que lo van a quitar de su burbuja narcisista, solo se le escucha lamentarse como carro viejo con vicios ocultos que se le pegan los platinos ta ta ta ta , le cuesta arrancar y no puede articular palabras.  

Se le ha visto al coronel psicópata arrastrándose por la capital pidiendo clemencia y buscando de sus cursos cercanos aquellos quienes tengan relaciones con las autoridades de turno para la tan ansiada recomendación, pues necesita de sus valimientos. Ananás el gozón, la Borracha, Sussana la del brillo foveal, Karla una de las que recoge las extorsiones, Chucho el hijo putativo y apóstata de Cristo, los obreros sinvergüenzas y sin amor propio; entre otros, en fin un grupúsculo de monos voladores están comiéndose las uñas y haciendo pactos nigrománticos para que ratifiquen al depredador social.  Ellos son las muescas de los engranajes de la corrupción del coronel en la institución.  Y andan con muecas en los rostros ante la posible pérdida de tan ladrón gerente que les alcahuetea sus actos de corrupción. El coronel narcisista se hizo de un equipo con gente con carencias afectivas para que lo idolatren. Se aprovecha de quienes se encuentran vulnerables emocionalmente para poder “comerles el coco” y controlarlos, dominarlos, manipularlos, porque son fáciles presas de sus juegos mentales y de ese modo los esclaviza, los convierte en sus sirvientes y los sodomiza. Aprovecha y ensalza o justifica  las debilidades ajenas, como las orientaciones sexuales, la falta de escrúpulos y la carrera delictiva de otros para mantenerse liderando negativamente la institución. Pero marcadamente el coronel psicópata abusa de la situación de vulnerabilidad de las personas y de los usuarios o clientes externos y de los trabajadores o clientes internos.

De los apuntes de sus felonías, se recoge como promueve conversaciones de erotismo entre unas jóvenes que por desgracia tuvieron que justificar ante él unas conductas impropias, pero de las que él les sacó provecho hasta someterlas a tener sexo por miedo. ¡Vaya líder!  En algún momento las víctimas hablarán públicamente.  

¿Pero quienes podrían avalar para que permanezca la alarmante corrupción en la institución? ¿Quiénes podrían recomendar a un psicópata para que siga desangrando el nombre y prestigio de la institución? ¿Quiénes mantienen intereses para que  las coimas, las extorsiones y la desbandada moral y ética sea huella característica de esta maligna gestión del coronel psicópata narcisista?

Pues desgraciadamente los valores, principios y la deontología pública en general están proscritas como regla en América Latina. Solo hay contadas excepciones en ejercicios particulares honrosos de tal o cual funcionario público y  el caso del “El Pulgarcito de América”, del que deseamos no sea un espejismo.

Hay muchos negociados, son demasiados los compromisos ilícitos e ilegales y la red de corrupción que lidera el coronel psicópata se verá significativamente afectada. Con otros liderazgos artificiales en la institución ya el coronel psicópata no podrá disponer, controlar y manipular los escenarios de corrupción tal como lo viene haciendo. Es lo que debería ser. Sin embargo hay una metástasis generalizada y mientras no se extraigan las raíces de las células cancerígenas de la corrupción, entonces el círculo vicioso continuará.

El psicópata ahora mismo está contrariado. Son muchos los millones en dinero que ha extorsionado hasta ahora y que le han servido para  mantener a su borracha y los signos exteriores de riquezas, cuya pormenorización saldrá a la luz más temprano que tarde.

Ahora bien, al coronel psicópata se le notan las costuras de su actuación. ¿Cuál es la fijación de quedarse a juro en la institución? ¿Es que acaso el coronel psicópata no sabe hacer otra cosa o desempeñarse en otra actividad que no sea la de irrumpir en el prestigio de una institución para depredarla? Efectivamente, el tipejo es una rata, y consiguió en esta institución el nido, la cama, la guarida perfecta. Pero también es un parásito como todo psicópata y ha logrado parasitar esta instrucción con la ayuda de muy malos funcionarios.

El coronel ya conoce las personalidades de todos. Recordemos que los psicópatas estudian sus escenarios y a los protagonistas de estos para lograr sus fines siniestros y de corrupción.  Ya este militar nunca más ascendido sabe de qué cojean unos y otros en la institución, y sabe cómo chantajearlos o darles un poquito de su corrupción para mantenerlos tranquilos y en silencios alcahuetas. El coronel psicópata sabe cómo manipular las percepciones, las mentes de muchos en las institución, especialmente de sus sodomizados correveidiles, a los bolsas a quienes les indica que leer y que no leer, a quien leer y a quien ignorar, a quien bloquear y a quien traicionar, a quien desobedecer y de quienes cuidarse porque los delatarían. Y por decir lo menos, pero igual de grave, como la trabajadora o el trabajador que se roba los pollos de la cocina delante de todos, porque no teme ninguna sanción ya que es espía del coronel psicópata quien le permite estas ligerezas en contra de toda norma, porque es su peón. Pero en algún momento los sacrificará. Como Ananás a quien le permite que se moje las manos con los dólares que recibe de los usuarios para modificar o alterar expedientes y guarismos y otorgar documentos a quienes nunca llenaron los requisitos.

Pues sí, al psicópata se le pegan los platinos. Como carro viejo con vicios ocultos que se le pegan los platinos, ta ta ta ta y no puede articular palabras.Está nervioso y anda ofreciendo y asesorando corrupción, con tal que no lo quiten de donde ha comprobado escenarios y gente corruptible, con tal que no lo quiten de donde está porque no tiene garantía de encontrar otra institución victima donde se le faciliten las coimas como en esta, decimos los ingenuos, la gente sin vicios, púes donde lo pongan el abre los caminos de la corrupción. Es un astuto ladrón que además es psicópata. El mismo lo dice: «yo soy como el zorro, puedo perder el pelo pero nunca las mañas».   

«Todo el mundo siempre quiere ser alguien. Cuando decidas ser algo, puedes serlo.

 Cuando tenía tu edad me decían que uno se hace policía o criminal».

–        Jack Nicholson – Frank Costello-

crisantogleon@gmail.com

Profesor Universitario/Abogado/Psicólogo/Periodista/Escritor.

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