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Crisanto Gregorio León

Así, úes; es en esta lengua de Cervantes el acortamiento ortográfico del vocablo universidades. Justo en minúscula y con signo diacrítico visible en la ú. Y que a los efectos de este artículo las identificaremos como pequeñas y clandestinas oficinas fuera de la universidad para fines delictuales. Adjetivaciones estas, que en un mundo académico de gente sana, honesta e íntegra no cabría hacer este símil. Pero recurramos a los recursos literarios que nos da la lengua para exponer algunas desventuras de la Alma Mater.

La situación que delinearé aquí, es concerniente a vicisitudes criminales, especialmente perversas, muy alarmantes que intramuros y extramuros, resienten y están quemando el prestigio y el buen nombre de la Alma Mater, por un contubernio interno, o incesto consentido por algunos empleados o funcionarios delincuentes y peores ciudadanos, que han instalado mini úes a modo de satélites de corrupción.

El problema delictual, se perfila mayormente complicado por el celestinaje; por la gente que lo ordena y se encuentra encubierta, además de quienes lo ejecutan y por la gente que lo alcahuetea; al punto de merecer la adjetivación de “cangrejo universitario” como podría denominarlo el prestigiado escritor, investigador y policía judicial Fermín Mármol León, por las cualidades de sus autores, cómplices y encubridores.

¿Acaso todos saben quiénes son? ¿Quién o quienes le han impuesto a la Alma Mater esta Cruz que no termina de ser desclavada? ¿Pero es que hay gente digna y autoridades honestas – porque si no dejaría de creer en la humanidad- a quienes le detienen la «garra» del martillo?

Ante los despertares éticos de la Alma Mater, en lo que persiguen desintoxicar a la casa de estudios superiores de aquellos comandos invisibles, tentaculares y atornillados hasta los tuétanos que la depredan y la deshonran. Estas bandas y mafias parasitarias se han reinventado y cuando apenas les descabezan a algunas de sus operadoras y como sus cajas de valores están deformadas y envilecidas; buscan otras maneras de continuar con el negocio ya no desde adentro exclusivamente, sino estableciendo mini úes o centros pilotos en otras comarcas desde los cuales mantienen la red o estructura criminal operando clandestinamente; para emitir vilmente, certificaciones de cursos, diplomas y títulos, así como toda clase de credenciales académicas que salen “legales de la universidad” , pero son producto de un fraude consentido por muchos en cada tramo o parte del camino.

Por eso, hay que cortar la conexión, la red hay que deshabilitarla. ¿Y cómo se deshabilita la red, si en intramuros hay quienes le mantienen encendida la señal a extramuros? Si queremos desconectar la red criminal de las mafias académicas, hay que impedir la señal desde adentro? Hay que ralentizar la señal hasta eliminarla. Pues hay múltiples emisores de señales apostados en sitios insospechados. Hay que desarticular las mini úes. Esas mismas mini úes que funcionan en casa de habitación de fulana, mengana y perencejo. Y a las cuales llegan “forajidos disfrazados de gente decente”, como en un lupanar sofisticado comprando en dólares la dignidad de la Alma Mater; entran a la receptación, para aprovecharse de bienes producto del delito, como recíprocos proxenetas, en el mercado negro y salen con cupos, con títulos, con deshonor; mientras pisotean los canales legales y regulares, empobreciendo el prestigio de la universidad y llenándose de miles y miles de dólares cuales tratantes de blancas.

Han hecho con las mini úes, estos delincuentes académicos, lo mismo que hacen los tratantes de blancas, afectándolas como víctimas, siendo vendidos sus cursos, diplomas y títulos académicos; sin habérselos ganado intelectualmente, sin llenar requisitos, ni ser evaluados sus conocimientos y saltándose todas las verjas dignas y gloriosas de la universidad. Como quien en vez de enamorar a una mujer honesta, la viola, arrebatándole a la fuerza su pureza. Están violando a la universidad.

Mientras que intramuros mantenga la conexión diabólica, porque dentro permanezcan tumores que hay que extirpar; entre tanto esa estructura interna no se eche abajo y no deje de funcionar la criminalidad académica y las mini úes siniestras ; entonces seguirán robándole gloria a la Alma Mater.

Por Dios, aquellos que hayan recibido la educación y formación de unos dignos e íntegros padres de familia, por amor y respeto a sus padres, a sus dignidades de hombres y de mujeres, a sus dignidades universitarias, defiendan su Alma Mater y cuales suricatos estén alertas, para que las mini úes satelitales no continúen haciendo de los títulos académicos, papeles sin valor y de vació contenido porque sus detentadores solo sabrán salir a delinquir. No hay honor en un título comprado o mal habido. Corrígete. Que el hombre que vence a otro hombre es fuerte, pero el hombre que se vence a sí mismo es poderoso. Lao Tse.

Como suricatos alertas, clamamos a todos los universitarios íntegros y decentes que sean vigías para mantener la dignidad y la pureza de su Alma Mater. No dejen que la sigan pisoteando, muy hábiles tramposos y criminales, pero muy infernales gentes y peores ciudadanos.

No permitamos que con estas mini úes, la Alma Mater siga perdiendo su gloria. Dios proteja y bendiga a nuestra amada universidad. Las operadoras, siguen desde las mini úes, esputando a la Alma Mater. ¿Es acaso esto narrado y descrito aquí, un mito urbano? ¿Qué le falta a este artículo?

Profesor Universitario/Abogado/Periodista/Escritor

crisantogleon@gmail.com

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