Nueva cepa del coronavirus pone en alerta nuevamente a la humanidad

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Una nueva cepa del coronavirus SARS-CoV-2, técnicamente llamada B.1.17, se ha extendido rápidamente en Inglaterra desde septiembre y llevó ayer a varios países europeos a suspender vuelos con el Reino Unido. Esto es lo que sabemos hasta ahora:

¿Qué es?

Es una cepa del virus que presenta numerosas mutaciones genéticas respecto a las cepas que circulaban anteriormente. La mayoría de estas mutaciones se concentran en la proteína S, que el virus utiliza para unirse a las células del cuerpo humano e infectarlas. Algunas de estas mutaciones tienen el potencial para aumentar la contagiosidad del virus. Varias de ellas se habían identificado anteriormente en otras cepas del virus. Nunca se habían encontrado juntas en una misma cepa.

¿Cuándo ha aparecido?

Las primeras muestras de la cepa B.1.1.7 del coronavirus se identificaron el 20 de septiembre en el condado de Kent, en el sureste de Inglaterra, y el 21 de septiembre en el área metropolitana de Londres. El hecho de que se encontrara en dos pacientes de manera independiente sugiere que la nueva variante del virus había surgido unas semanas antes.

La cepa evolucionó en el cuerpo de un paciente que estuvo infectado durante semanas

¿Cómo ha aparecido?

El hecho de que un alto número de mutaciones coincidan en una misma cepa sugiere que evolucionó en el cuerpo de un paciente que estuvo infectado durante semanas, lo que dio al virus tiempo suficiente para adaptarse y acumular cambios genéticos. El equipo científico que lo ha identificado propone, como hipótesis, que esto pudo ocurrir en un paciente inmunodeprimido.

¿Es más virulenta?

Nada hace suponer en este momento que la nueva cepa del virus cause una forma de Covid más grave que las cepas anteriores. No se ha detectado un incremento de hospitalizaciones ni de casos graves en las zonas de Inglaterra más afectadas por la cepa B.1.1.7, más allá del aumento debido al mayor número de casos.

¿Es más contagiosa?

Sí. Según una primera estimación basada en modelos matemáticos, la nueva cepa eleva el número R de reproducción del virus en 0,4. Esto significa que en Catalunya, donde el número R está actualmente en torno a 1,5, esta cifra se elevaría a 1,9 si la nueva cepa fuera dominante en este momento.

¿Por qué es más preocupante?

El control de la epidemia depende de la contagiosidad del virus y de las oportunidades que se le dan para contagiar. Si la contagiosidad aumenta, para mantener el mismo nivel de control, es necesario reducir las oportunidades que tendrá de causar contagios. Esto significa que será necesario introducir medidas de control más estrictas para mantener el mismo nivel de control. En el ejemplo de Catalunya, las medidas introducidas para controlar la segunda ola a mediados de octubre, que incluyeron el cierre total de la restauración, redujeron el número R a alrededor de 0,7. Si la nueva cepa del virus eleva la R en 0,4, aquellas medidas hubieran sido insuficientes para controlar la segunda ola, ya que no hubieran conseguido reducir la R por debajo de 1.

¿Adónde ha llegado? 

Dentro del Reino Unido, la nueva cepa se ha extendido ya a toda Gran Bretaña, incluidos Gales y Escocia. Su mayor transmisión se da en el sureste de Inglaterra, en la región de Londres, donde era resposable del 28% de casos de Covid a principios de noviembre y del 62% a principios de diciembre. Fuera del Reino Unido se ha detectado ya en Dinamarca, Islandia, los Países Bajos y Australia.

¿Puede haber llegado a España? 

Es posible. En ningún país se secuencia el genoma del coronavirus de cada paciente para ver qué cepa del SARS-CoV-2 tiene exactamente. Por lo tanto, el hecho de que no se haya detectado no significa que no haya llegado. Los investigadores británicos que han identificado la nueva cepa indican que es imprescindible “reforzar la vigilancia genómica a escala global” para averiguar adónde se ha extendido ya la cepa B.1.1.7.

¿Afectará a la eficacia de las vacunas?

Probablemente no, pero es demasiado pronto para saberlo. Las vacunas estimulan la inmunidad contra la proteína S del coronavirus, la que presenta más mutaciones en la nueva cepa vírica. Dado que las vacunas generan una respuesta inmunitaria compleja que neutraliza la proteína S desde varios frentes, es improbable que un número reducido de mutaciones genéticas concretas las haga ineficaces. Ya hay estudios en curso para evaluar el posible impacto de la nueva cepa sobre la eficacia de las vacunas.

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