La estampida

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Crisanto Gregorio León

Una  enorme elefanta negra,  con una halitosis nauseabunda que hace que los demás elefantes restringan acercarsele;  se comporta en  grado sumo malévola y habiendo heredado un gen de  maldad,  barrita desprecio hacia quienes son inocentes  de los desmanes de ella misma. Lo que pasa es que se camufla de tierna, inofensiva y  vulnerable.

La elefanta negra es la segunda líder de su manada y conserva ese rango porque se comporta  sumisa ante el alfa, pero engaña al alfa y le muestra sus recortados marfiles en señal amenazante cuando da la espalda, destruyendo sus afanes e intereses. En realidad ella se conduce como una resentida en aquel territorio selvático y hace cuanta maldad insospechada le consienten en contra de la población y los elefantes nómadas, pues tiene  autoridad sobre la manada y en ese desenfreno que le da el poder enfermizo junto a sus amigas destruye la fertilidad de la zona que le han confiado. Incluso se da la libertad de desanimar y echar a los elefantes productivos solo por la jactancia y prepotencia con la que llena su egolatría perniciosa.   

Si bien las circunstancias han sido rudas y las condiciones adversas, no quiere percatarse el emprendedor alfa que ese grupúsculo liderado por la elefanta negra ha sido también un fermento para la estampida y la desolación, que la jactancia y la prepotencia de esta enorme y malvada elefanta negra y su grupúsculo  ha  mermado la riqueza selvática. La elefanta de bajo perfil, perpetra planes maléficos con su  odio y fobias gratuitos hacia miembros seleccionados de la manada con premeditación y ensañamiento y hace que los ejemplares dispuestos y ganados por amor a poblar esas planicies y generar un comportamiento ecológico más sustentable, sean apartados casi inadvertidamente del territorio y tratados con deshonor y menosprecio.

La trompa de la elefanta llena de moscas por su halitosis, parece su cerebro fétido al barritar infamias e intrigas que son cobradas injustamente por los líderes de la manada y por el emprendedor alfa, que al hacerle el juego a sus intrigas y desmanes acelera cada vez más la destrucción de aquellas sagradas y bendecidas tierras amadas por tantos.  

¿Cómo un animal como este, puede causar tanto daño en un territorio o zona selvática sin que el ruido del barritar de toda la manada cause reflexión en el emprendedor alfa?

crissantogleon@gmail.com

Abogado/ Escritor.


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