Compartir

FEDERICO GARCÍA LORCA
Entre metáforas y símbolos

Ismari Marcano Dicurú

Federico García Lorca, entre metáforas y símbolos, fue un poeta, dramaturgo y prosista español. Nació el 05 de junio de 1898 en Fuente Vaqueros, provincia de Granada, España. Sus padres fueron: Federico García Rodríguez y Vicenta Lorca Romero, maestra de escuela, quien lo estimuló por el gusto literario. Este célebre escritor, el mayor de cuatro hermanos, cuyo nombre de Bautizo fue: Federico Del Sagrado Corazón De Jesús García Lorca, tuvo una niñez que transcurrió entre el ambiente rural de su Pueblo granadino y su mayor afición: la música. Estudió piano y en la Universidad, sus amigos lo conocían como músico.

Federico García Lorca, entre metáforas y símbolos, ha sido el poeta de mayor influencia y popularidad de la Literatura Española del siglo XX y perteneció a la Generación 27. Se licenció en Derecho.

Federico García Lorca, entre metáforas y símbolos, en su formación influyó un excepcional profesor de historia del arte, Martín Domínguez Berrueta, que organizaba con sus alumnos viajes de estudios. En el curso de una de estas excursiones, García Lorca conoció en la ciudad de Baeza, al poeta más notorio de la generación anterior a la suya: Antonio Machado, que acudía cotidianamente a su humilde trabajo de profesor de francés en el instituto de aquella localidad andaluza.
Sus polifacéticos intereses lo llevaron a dedicarse con pasión no sólo a la poesía, sino también a la música, el dibujo y empezó a interesarse por el teatro.

Federico García Lorca, entre metáforas y símbolos, tiene una Obra literaria que comprende los siguientes títulos:
*Suites y Poemas en prosa
*Canciones (1921).
*Poema del cante jondo (1921).
*Oda a Salvador Dalí (1926).
*Romancero gitano (1928).
*Poeta en Nueva York (1930).
*Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935).
*Seis poemas galegos (1935).
*Sonetos del amor oscuro (1936).
*Diván del Tamarit (1940).

Federico García Lorca, entre metáforas y símbolos, ha sido considerado uno de los mejores dramaturgos del siglo XX por lo estupendo de sus textos teatrales. Estre ellos, tenemos:
*El maleficio de la mariposa (1920).
*Mariana Pineda (1927).
*La zapatera prodigiosa (1930).
«Retablillo de Don Cristóbal (1930).
*El público (1930).
*Así que pasen cinco años (1931).
*Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín (1933).
*Bodas de sangre (1933).
*Yerma (1934).
*Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935).
*La casa de Bernarda Alba (1936).
*Comedia sin título (inconclusa, 1936).

Su obra en Prosa, solo comprende
*Impresiones y paisajes (1918).

Federico García Lorca, entre metáforas y símbolos, de toda su Obra, la creación que merece un comentario a parte, es La casa de Bernarda Alba (1936). Obra en que la pasión por la vida de la joven Adela, encerrada en su casa junto con sus hermanas, a causa del luto por su padre y oprimida bajo el yugo de una madre tiránica, estalla en una rebeldía que no teme a las últimas consecuencias; pero las ansias de libertad y amor de Adela se estrellarán igualmente contra el muro de incomprensión de su familia y de los usos sociales, concluyendo todo con su eliminación. La Casa de Bernarda Alba, considerada su obra maestra, fue también la última, ya que ese mismo año estalló la Guerra Civil española (1936-1939).

Federico García Lorca, entre metáforas y símbolos. Sucedió que tres días antes del golpe de estado que dio inicio a la guerra civil española en julio de 1936, el poeta se trasladó a su casa, la Huerta de San Vicente, en Granada, para estar con su familia. En aquel momento, países como Colombia y México le ofrecieron asilo porque creyeron que corría peligro, pero él no aceptó.

Federico García Lorca, entre metáforas y símbolos, el 20 de julio de 1936 la ciudad de Granada fue tomada por los militares. Aunque el escritor jamás se alió con ningún partido político, manifestó ser libertario, monárquico, católico y tradicionalista, lo que le trajo consecuencias.

Federico García Lorca, entre metáforas y símbolos,
sucedieron hechos muy desafortunados que le produjeron temor al escritor, así que, se refugió en casa de un amigo. A pesar de ser cuidadoso, la Guardia Civil lo arrestó la tarde del 16 de agosto de 1936. Entre los cargos contra el poeta -según una supuesta denuncia, hoy perdida-, figuraban el ser espía de los rusos, estar en contacto con éstos por radio y ser homosexual. Se sabe que esta detención fue una operación de envergadura. Se rodeó de guardias y policías la manzana donde estaba ubicada la casa y hasta se apostaron hombres armados en los tejados colindantes para impedir que por aquella vía, tan inverosímil, pudiera escaparse la víctima.
Fueron infructuosos los varios intentos de salvar al poeta por parte de amigos de importancia.

Federico García Lorca, entre metáforas y símbolos,
Sea como fuere, el poeta fue llevado al pueblo de Víznar junto con otros detenidos. Después de pasar la noche en una cárcel improvisada, lo trasladaron en un camión hasta un lugar en la carretera entre Víznar y Alfacar, donde lo fusilaron antes del amanecer.

Federico García Lorca, entre metáforas y símbolos,
aunque no se ha podido fijar con certeza la fecha de su muerte. En documentos oficiales expedidos en Granada puede leerse que Federico García Lorca, falleció en el mes de agosto de 1936 a consecuencia de heridas producidas por hecho de guerra.

Federico García Lorca, entre metáforas y símbolos, nos ha dejado hermosos poemas.
A continuación, les dejo algunos:

VERDE QUE TE QUIERO VERDE
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas.
*
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde…?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
*
Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
dejadme subir, dejadme,
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
*
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.
*
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está mi niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
*
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche su puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.

LA AURORA
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencias sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidos de un naufragio de sangre

ES VERDAD
¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!

Por tu amor me duele el aire,
el corazón
y el sombrero.

¿Quién me compraría a mí
este cintillo que tengo
y esta tristeza de hilo
blanco, para hacer pañuelos?

¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!

LA COGIDA Y LA MUERTE
La cogida y la muerte
A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.

El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.
Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde.
Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.
Comenzaron los sones de bordón
a las cinco de la tarde.
Las campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde.
En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.
¡Y el toro solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde.
Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde
cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,
la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
A las cinco en Punto de la tarde.

Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.
Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.
El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.
El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.
Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,
y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
¡Ay, qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!

EL POETA LE ESCRIBE A SU AMOR QUE LE ESCRIBA
Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena pues de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.

ROMANCE DE LA LUNA
La luna vino a la fragua
Con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña lúbrica y pura,
sus senos de puro estaño.
–Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos
harían de tu corazón
collares y anillos blancos.
–Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
–Huye luna, luna, luna,
Que ya siento sus caballos.
–Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua, el niño
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay cómo canta el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela vela.
El aire la está velando.

Está publicación está basada en información recopilada de la Red

Deja un comentario