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EDUARDO JOSÉ ESPINOZA ZAPATA

Con la nostalgia en el horizonte

Por: Ismari Marcano Dicurú

Con la nostalgia en el horizonte, Eduardo José Espinoza Zapata, nació en Tucupita, estado Delta Amacuro, a finales de la década de los 50. Es el penúltimo de los seis hijos que procrearon sus padres: María Zapata, de Tabasca, estado Monagas y Cecilio Espinoza, oriundo de la Isla de Trinidad, músico y cantautor. Ambos ya fallecidos. Tiene tres hijos: Gheisa, Carlos Eduardo y Eduardo Jesús, que le han obsequiado tres hermosos nietos.

Con la nostalgia en el horizonte, se gradúo en Sociología en la Universidad del Zulia. Luego, realizó las siguientes Maestrías: Intervención Social en la Universidad del Zulia; Dirección y Gerencia en Holguín, Cuba y Sicología Social en la Universidad Metropolitana de Medellín, Colombia.

Con la nostalgia en el horizonte, Eduardo Espinoza, tiene una larga trayectoria como profesor universitario e investigador en ciencias sociales, de las Universidades donde se formó como profesional. También ejerció la docencia en la Universidad Católica de Santiago de Chile.
Además, Eduardo Espinoza es un poeta y escritor que cuenta con una producción literaria prolífera y diversa.
Cómo tantos otros venezolanos es víctima de la diáspora. Vive actualmente en Estados Unidos, procedente de la ciudad de Santiago de Chile.

Con la nostalgia en el horizonte, Eduardo Espinoza es uno de esos poetas enamorados del amor. Ha hecho de éste, la mejor de sus metáforas y ha dejado a más de una Flor de Bora de nuestros caños, navegando infinitamente en la incertidumbre y; en otras latitudes, muchas musas en pausa, lo que ha hecho de su poesía un manjar de letras, convertidas en hermosísimos versos.
El trabajo Poético de Eduardo Espinoza, es refinado e impactante, mientras literariamente se decanta por el cuento corto, que de manera precisa y concisa logra manejar magistralmente.

Con la nostalgia en el horizonte, de Eduardo Espinoza, les dejo aquí, lo expresado por Rafael Rattia, respecto a su Obra, en una de las tantas publicaciones de este importante crítico literario venezolano y de paso, Deltano.

La Cuentística de Eduardo Espinoza. Una mirada desde la crítica literaria. Por Rafael Rattia
«Eduardo Espinoza es uno de los cuentistas más destacados de la literatura venezolana contemporánea. Sus cuentos se caracterizan por su escritura precisa y concisa, su manejo magistral del diálogo y su capacidad para crear atmósferas inquietantes y suspensefulas.

Uno de los elementos más distintivos de la cuentística de Espinoza es su exploración de la condición humana en sus aspectos más oscuros y complejos. Sus cuentos suelen abordar temas como la violencia, la corrupción, la pobreza y la injusticia social. Sin embargo, Espinoza no se limita a retratar la realidad de Venezuela de manera cruda y realista. Sus cuentos también están impregnados de una profunda reflexión filosófica sobre la naturaleza humana y la sociedad.

Otro elemento característico de la cuentística de Espinoza es su uso del humor negro y la sátira. Espinoza utiliza estos recursos literarios para exponer las contradicciones y absurdos de la sociedad. Sin embargo, su humor no es gratuito. Más bien, es un humor mordaz e irónico que busca provocar la reflexión y la crítica social.
En algunos de sus cuentos, Espinoza también incursiona en el género fantástico. Sin embargo, lo fantástico no es utilizado por Espinoza como un mero recurso escapista. Más bien, es utilizado para explorar temas profundos como la identidad, la memoria y el olvido.

En mi opinión, la cuentística de Eduardo Espinoza es una de las más importantes y valiosas de la literatura venezolana contemporánea. Sus cuentos son obras maestras de la narrativa breve que nos invitan a reflexionar sobre la condición humana y la sociedad. Ejemplos concretos de cuentos que ilustran las características de la cuentística de Espinoza son:

«El vendedor de silencio». Este cuento es una sátira mordaz de la sociedad venezolana, en la que el protagonista es un vendedor ambulante que ofrece silencio a sus clientes.

«La noche en que los pájaros se callaron». Este cuento fantástico explora el tema de la identidad y la memoria a través de la historia de un hombre que despierta una mañana para descubrir que todas las aves del mundo han desaparecido.

«El vigilante». Este cuento es una reflexión sobre la violencia y la impunidad en Venezuela, a través de la historia de un vigilante que trabaja en un edificio de apartamentos de lujo y que debe enfrentarse a un grupo de delincuentes.

En el relato titulado, «La aparición» un cuento de neto corte garciamarquiano y macondiano, se suscita la aparición de espantos y aparecidos durante las madrugadas y en las horas más inciertas, el narrador, típicamente omnisciente, describe hechos y sucesos de carácter paranormal que se manifiestan a través de imágenes oníricas que interrumpen el descanso nocturno del personaje, que el lector acucioso y avisado tiende a «adivinar» la procedencia real e histórica del actuante principal del relato. En este cuento, el personaje existió empíricamente en la vida real del pueblo natal del narrador pero, es tal la maestría narrativa del escritor que el mismo edifica y teje una fabulosa trama anecdótica que muta y transmuta la historia real, metamorfoseándola en un sugerente tapiz ficcional y metaficcional que el lector no suficientemente avisado e informado en la etnohistoria y socioantropología regional y local de «ciudad fluvial» o «tierra del agua», queda desconcertado al término de la lectura del relato.

Otro relato de singular finesa y timbre elocutivo, es el titulado «El preso esquizofrénico». Se trata de una pequeña reliquia finamente bordada con asombrosa maestría en el arte de narrar, en el cual el autor confecciona una pieza literaria que da cuenta de la triste y lamentable condición de enajenación mental, de extravío psíquico y de lesionado moral, de un personaje que sufre una situación de prisionero, sometido a inenarrables condiciones antihigiénicas en el fondo pestilente de una mazmorra atestada de calabozos oscuros y sepulcrales, cuyas paredes embadurnadas de materias fecales y los pisos atestados de roedores hambrientos y agresivos, convertían la ergástula en el equivalente de una celda del mismísimo infierno. Este cuento convierte a Eduardo Espinoza en un profundo conocedor de los más intrincados vericuetos del alma humana lacerada por el extravío mental y, porqué no decirlo sin dorar la frase, de la locura.

Estos son solo algunos ejemplos de la vasta y rica cuentística de Eduardo Espinoza. Sus narraciones son una lectura obligada para cualquier persona interesada en la literatura venezolana contemporánea y en la narrativa breve en general».

Con la nostalgia en el horizonte de Eduardo José Espinoza Zapata, en la próxima entrega, le dejaremos muestra de su talentosa pluma.

Publicación basada en información proporcionada en entrevista con el Escritor.

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