Compartir

Dr. Crisanto Gregorio León

«La realidad social es causa y consecuencia

de lo que es su educación superior».

Acuerdo por lo Superior 2034.

Consejo Nacional de Educación Superior CESU.

El graduado fraudulento con un título auténtico. ¿Parece un contrasentido verdad? Ciertamente, el título que le otorga la universidad a Jesús Alberto es auténtico, porque viene de ella, lo hizo ella y lo emite ella, pero su titular es un fraude porque nunca cursó estudios formalmente. Aunque sus asistencias están asentadas por manos peludas  para engañar, sus notas en las asignaturas son forjadas igualmente y no sabe ni siquiera algún contenido científico con el que pueda engatusar a otros. Jesús Alberto no pasaría una prueba de suficiencia académica que le pudieran hacer los más notables intelectuales serios e incorruptibles del mundo universitario. Un jurado no escogido ni por él ni por su mentor Tulio Marcus.  

Mucho camisón pa’ Petra. Jesús Alberto es un no profesional blandiendo un título “autentico” siendo un “profesional inauténtico”, pues además de no haber estudiado para conquistar en buena lid ese diploma; tampoco le embona intelectualmente lo que el pergamino dice que es él. A pesar de que se pone el disfraz, la mona aunque se vista de seda, mona se queda. Jesús Alberto es uno de esos profesionales exprés, cómplices de su jefe Tulio Marcus; a quienes les regala los títulos para comprar la fidelidad de la banda y así les impone el silencio y ha hecho profesionales fraudulentos hasta a sus choferes y a los guardaespaldas. Y de la ocasión también se vale la conocida Rosana y su equipo, que igual se ha apertrechado deshonestamente con títulos por los cuales solo le ha valido dejar brotar el barrio que la caracteriza por su naturaleza taimada, además de su indigencia y suma pobreza espiritual. Y en tan deshonesta gestión, la regla es que hay un peregrinar de títulos fraudulentos.  

 “Tico” por ejemplo, ignora los elementales principios, axiomas y leyes de las materias a que se contraen los saberes y aptitudes del perfil que está usurpando. Y si se preparare eventualmente para engañar a la sociedad en un afán distractor para dar entender que sí estudió lo que todos saben que no estudió, intentando superar alguna prueba. Igualmente ese testeo no cubriría el tiempo que le debe al universidad en las aulas y no borraría que no es un estudiante regular y ni siquiera irregular, pues es un estudiante nulo y una única probanza no puede suplir las múltiples examinaciones y los diversos estudios que un discípulo debe cumplir para ganarse un título universitario sin trampas, ni argucias. No engañas a nadie Jesús Alberto (Tico), eso no existe, tu no estudiaste, ni has estudiado y te has robado los títulos universitarios cometiendo fraude aprovechándote de ser Jefe ahí y porque tu superior es tu novio.  

La venta de títulos en esta universidad es una depravación.  Aunque en el caso de Jesús Alberto, los títulos que ahora blande como suyos, son regalos u obsequios de su novio, pareja o amante, Tulio Marcus. El título de Jesús Alberto ha sido emitido por la universidad, mandado a elaborar en la empresa que esta tiene para tales fines, porque desde adentro las autoridades y funcionarios que les compete la verificación de que el presunto graduando cursó y aprobó las materias del pensum, han corroborado en los libros que en efecto la persona cuyos nombres y apellidos figuran para acto de grado, satisfizo lo que la universidad exige para ser merecedor de ese galardón académico. Porque los delincuentes institucionales han precavido posibles auditorías y al momento de que alguien quiera verificar, se encontrará con falsa documentación certificando como verdad o fidedigno lo que es un fraude académico. Tal cual como quien compra un certificado de salud, pero jamás se sometió a ningún examen médico ni de laboratorio. O como quien compra la licencia de conducir, y anda manejando sin concienciar ni saber un ápice sobre las normas de tránsito.

¿La universidad se burla de la sociedad o son únicamente algunas autoridades? Siendo así quienes quieran desentrañar la realidad timadora y delictiva de esta universidad, se encuentran que el fraudulento estudiante o estudiante de mentira, que lleva por nombre Jesús Alberto, cumplió lo que en realidad no cumplió. Porque la red está organizada desde adentro – intramuros – y muchas autoridades universitarias están comprometidas hasta los tuétanos en esta banda criminal de otorgar títulos auténticos a estudiantes inauténticos, a personas que nunca fueron estudiantes pero figuran fraudulentamente como estudiantes siendo falsos alumnos.

 Jesús Alberto en eso, ni pisó las aulas de clases ni estudió ni siquiera “on line”, pero para los archivos de la universidad, todo cuadra en el respectivo expediente y cada cosa está en su sitio y la documentación que lo prueba reposa impoluta sin tachaduras ni enmendaduras, en sus archivos y en sus índices. Porque los maleantes académicos se cercioran de no dejar huellas del crimen a la hora de una averiguación. A la sazón el título o los títulos, porque en el caso de Jesús Alberto viaja en una máquina del tiempo y logra recortar “mágicamente” la duración de los semestres y se adjudica casi semestralmente otro nuevo título. Porque conspiró junto al que canta bingo su jefe Tulio Marcus y todo el tiempo se yergue con la tabla llena. Es un truhán este Jesús Alberto.

El título o los títulos de Jesús Alberto; porque ya son varios. En efecto, como la propia universidad se deja sodomizar por obra de funcionarios corruptos, entonces estos títulos o pergaminos pasan la prueba de autenticidad presunta; porque la casa de estudios superiores que figura otorgándolos, declara que sí, que en efecto ella los confirió a quien cumplió para merecerlos, aunque no haya cumplido nada. ¿Y en tal caso qué se puede hacer si la víctima declara no ser víctima, ni canta fraude, sino que es su propia perpetradora? Pero esos títulos son otorgados a quien no estudió para ganarse legítimamente esa presea. Tal como lo he explicado. Lo que sucede es que mientras el título es una auténtica estafa, porque su autenticidad la declara la propia universidad estafadora que se auto golea; de igual modo tampoco el graduado ha sido estudiante. El estudiante es un timo y su “título auténtico”  que es calificado de tal por haber sido emitido por la universidad, en realidad también es “otro timo”, un gol en contra que se ha metido la propia casa de estudios.

Estudiante y título timadores, burladores académicos y sociales.  El título que empuña Jesús Alberto, es un pergamino que proviene del Alma Mater que certifica que quien lo recibe ha cumplido todos y cada uno de los requisitos exigidos por ella para merecerlo. ¡He allí la trampa! Efectivamente, en caso de una auditoría, todas las exigencias reglamentarias para que Jesús Alberto sea beneficiario de un título, aparecen debidamente registradas, asentadas, cumplidas en los libros e índices de la casa de estudios. Todo, absolutamente figura fielmente como si real y efectivamente hubiera sido satisfecho y Jesús Alberto siendo un fraude como su amante Tulio Marcus quien le entregó el título, se yergue como un ganador universitario, siendo realmente un perdedor, sin capacidad ni talento para afrontar y asumir unos estudios universitarios, que no sintiéndose apto,  luego optó por irse por las trochas; por lo que tomó ilegales e ilegítimos senderos y prefirió hacer trampa y estafar con un pergamino obtenido con fraude. Realmente Jesús Alberto es un timo académico y social, como aquel inauténtico y fraudulento tenedor de títulos universitarios que no figuran como falsos porque paradójicamente  la misma universidad que los emite declara que sí, que sí provienen de ella; no obstante ser  falsos o inexistentes los conocimientos académicos universitarios de su poseedor. Aquellos que se presumen que Jesús Alberto ha debido aprehender y aprender; pero desgraciadamente por carecer de ellos en escarnio a la universidad, tales omisiones se constituyen en insultos y afrentas a la sociedad y al mundo universitario. Cuanta inmoralidad, indecencia, deshonor, perversión y caradurísmo de estos estafadores de la universidad.    

Autoridades de universidades metiendo gato por liebre. Así como Jesús Alberto, un profesional falso metiendo la coba con un presunto título “autentico” en los términos en que se describe. De igual modo abundan infiltrados que han recibido nombramientos como autoridades universitarias haciendo uso de estos dubitativos y cuestionables títulos, autos conferidos. Como el caso de la falsa doctora Laura Viviana Villacanes o el también doctor fraude  Tulio Marcus. Y la lista es copiosa de “universitarios no universitarios”, con títulos “auténticos inauténticos” que se emperifollan de medallas y de honores en los actos de grado y son unas estafas o falsos profesionales burladores de la sociedad o de la credulidad ajena. 

Delincuentes académicos no académicos. La explicación que se ha hecho de la forma y manera de como Jesús Alberto se apropia de títulos universitarios, diplomas y cuanto cartón esta casa de estudios superiores emita; es el mismo procedimiento que utiliza toda esta organización criminal intramuros, para elaborarlos y venderlos a un sector habido, en un mercado negro que maneja exorbitantes cifras en dólares como ganancia ilícita. Estas lacras sociales gozan de la complicidad de todo un entramado corrupto con gente que se “la echa de seria”, para disimular su verdadera naturaleza delincuencial.  Un grupo criminal que se ha apropiado de la universidad y la usufructúan como una tienda de venta de títulos a quienes paguen por ellos, sin necesidad de cumplir lapsos, ni necesidad de cursar estudios, por lo que obviamente no tienen que  asistir a clases, ni presentar exámenes; en fin, sin la obligación de cumplir ningún requisito por el cual demuestren suficiencia académica como para merecerse esas titulaciones; pues solo basta que paguen en dólares. Cabe preguntarnos ¿en manos de quienes está la educación en la universidad que así se maneja?

La venta en dólares del privilegio de graduarse con toga blanca, sin merecerlo. Un acto bochornoso, cuyo desfile fue una autodelación. Cuando no encontramos explicación del porqué de las justificaciones de  algunas anormalidades, la respuesta es sencilla, de por medio hay dinero, sexo o drogas. Así vemos desfilar a un grupo de graduandos vestidos con Toga y Birrete blancos. A pesar de que ninguno de ellos aplica para tal concesión. Ah, pero es que Tulio Marcus cobró a cada cual, una importante suma de dólares para que los “blanqueados artificialmente” hicieran el teatro de quedar en la foto como unos preeminentes.

Toga y birrete blancos, simbolizan la excelencia y la prerrogativa de los que saben. Pero en este caso ha sido también una farsa y Tulio Marcus ha permitido el desfile de blanco de los que han tenido la preeminencia de pagarle en dólares para figurar como los impolutos y se descubrieron tal cual corruptos; cuyos promedios no les alcanzan para vestirse de blanco, cuando apenas se graduaron con sus macundales.

Nada más le faltó a Tulio Marcus, graduar de Toga y Birrete blancos a Jesús Alberto. A su “tico”. Será para la próxima. ¿Verdad Tulio?

«En las universidades también se ejerce el poder de manera destructiva; también se silencian voces y a veces se cierran conversaciones por un acto abusivo de autoridad».

–       Andrés Mejía y Natalia Sánchez. Uniandes. 2015.

crisantogleon@gmail.com

Deja un comentario