BUKELE

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M.G. Hernández

Oí, de buenos periodistas nuestros comentarios en contra de Bukele. Quienes, como dueños de una bolita mágica, vaticinaron que lo que busca hasta ahora este buen presidente, es anclarse en el Palacio Nacional salvadoreño. Yo me pregunto, porque entonces no criticar a Alemania, por ejemplo, que permitió a Angela Merkel estar en el poder por casi dos décadas. Mujer que hizo historia no solo en su país sino en todo el orbe; así fue llamada por la prestigiosa revista Forbes en 2020, “La mujer más poderosa del mundo”. Igualmente unamos la voz contra USA, pero no por intervencionista sino por elegir por cuatro periodos a un mismo hombre, Franklin Delano Roosevelt, hoy ponderado a la altura de Washington y Abraham Lincoln. Claro, es de resaltar que estos dos no se afincaron en la silla porque les dio la gana, como Fidel, Chávez o Daniel Ortega; estos perduraron en sus puestos porque hicieron bien el trabajo y la gente los reeligió. Eso a cualquier nivel es meritocracia, por lo que opino que es muy temprano para predecir el futuro comportamiento del salvadoreño, mucho menos cuando tiene la popularidad más alta del mundo.

Mi púlpito está forjado de experiencias y trabajo arduo, desde donde surgí sin mirar hacia los lados a ver quién tenía más o tenía menos. Creo en la igualdad ante la ley, no en la igualdad mediante la ley. Y, en este punto quiero decir que a muchos se le pasan los años sin mucho esfuerzo esperando que el gobierno de turno le regale, porque votó por él y porque guarda en su faltriquera el carnet del partido. Son estos, lo que elevan a la cúspide del poder a cualquiera que les endulce le oído y alimenten su rabia por aquellos que tienen lo que ellos quieren tener. Por eso, tenemos un cáncer en el país más rico del mundo, donde hoy se negocia el petróleo, el oro, piedras preciosas, coltán, etc. etc.etc… al mejor postor. Por eso, ha desarrollado metástasis hacia otros países de nuestra América, llegando hasta la madre patria.

No estoy diciendo nada nuevo, pérfidos candidatos han sido electos después de repartir regalos en los lugares más pobres del país y poner dinero en los bolsillos de indigentes mentales, ajenos de su sumisión. Pero es que la ignorancia es culpa de los mismos sistemas que se han negado a capitalizar al ser humano, lo contrario por ejemplo de Japón que pese haber tenido la destrucción que tuvo durante la II guerra y de no tener recursos naturales, ocupa un sitial de honor en el primer mundo y una forma de vivir envidiable para cualquier persona con cuatro dedos de frente. Supongo que su orden, disciplina y respeto se debe a que fueron gobernados muchos años por militares. ¿Será que nosotros pudiéramos ser un Japón si a Marcos Pérez Jiménez no lo sacan del poder? Muchos lo añoran porque dicen que íbamos de maravilla. ¿Sera que Chile debió seguir con Pinochet hasta el final? ¿Será que a Uribe debieron darle la presidencia perpetua? Pregunto, nombrando solo tres que se añoran por sus obras y, como dice la biblia, por sus frutos lo conoceréis. ¿Qué había represión? Y respondo con otra pregunta ¿Qué es lo que hay hoy? Lo cierto que, en el acervo de la América latina moderna, hay más buya por los presidentes ladrones y genocidas, perjuros de su deber y causa que, aquellos que trajeron prosperidad y cierta paz a sus pueblos.

¿Qué es linda la democracia? Bueno, les transcribiré el mejor pensamiento que he leído sobre este sistema político y es del científico Albert Einstein. “Mi ideal político es el democrático. Cada uno debe ser respetado como persona y nadie debe ser divinizado”. Si viviera hoy me imagino que volvería a morir al ver que, hasta el gran país del norte del que tomó su nacionalidad, el que ha sido columna fundamental de la democracia en el mundo, ha sido infiltrada por los socialistas mediocres, corruptos e inmorales.

Evidentemente, hay genios en la medicina, en las matemáticas, en la tecnología, en todas las ramas del conocimiento, pero también los ha habido en la política. No quisiera que confundieran mi propósito al nombrar a Mandela y a Gandhi, dos hombres insignes muy difíciles de repetir, pero también ha habido buenos comandantes que han beneficiado sus países como Reagan, Churchill o Uribe, para nombrar solo a tres, por cierto, al colombiano la izquierda le ha fabricado una historia de odio por su indudable competencia; cuando Álvaro Uribe dejó la presidencia, tenia el 80% de aprobación y no lo podían tolerar. Yo, estuve en ese país este mes de febrero próximo pasado y lo que oí entre los colombianos me hace pensar que no me equivoco. Creo que el hermano país estuviera mucho, muchísimo mejor de haber podido cumplir Uribe, por los menos dos periodos más y que Santos no hubiera pasado nunca por la Casa de Nariño.

Que carajo nos importa los años que un buen gobernante se siente en la silla del poder, si es electo en elecciones limpias sin maquinitas, supervisada por la sociedad civil y sin manos “peluas”. SÍ, nos da libertad para ser cada día mejor, más preparados y más prósperos. SÍ, nos da la felicidad de un país en paz, donde cada quien ocupe el puesto que merece y con esto me refiero también a los criminales, pues ellos hacen deméritos para estar donde tienen que estar, en la cárcel. Puesto que, los méritos o deméritos son los actos de un individuo para alcanzar la gloria o el infierno.

No voy a prejuzgar a Bukele, el tiempo lo pondrá en la derecha o la izquierda de la historia, pero en el tiempo que lleva siendo presidente todos lo quieren y solo es criticado por los gobiernos de izquierda y los medios propiedad de los globalistas y progresistas, los mismos que apoyan a los zurdos, las feministas, los abortistas, Black Life Matters que por cierto solo causaban desastres cuando estaba Trump, porque ahora con Biden siguen matando negros y ellos se quedan calladitos. Bajo ninguna circunstancia podemos ser unos consentidores del delito y convertirnos como Suecia, de un país paradisiaco al país donde más gente muere por arma de fuego. Vayan y pregúntenles a los suecos y tendrán como resultado que el 90% quiere que el gobierno tenga penas más duras para los pandilleros.

Nayib Bukele, tomó las riendas de un país con la sociedad abatida, un país disgregado, descompuesto; donde los verdaderos gobernantes eran los pandilleros, donde desde el primer mandatario, pasando por todos los poderes, eran incapaces de llamar a cada cosa por su nombre. Ni que decir de los árbitros que debían impartir justicia y que a cambio de “monedas de plata” tomaban decisiones corruptas y parciales a favor de los que llenaban las calles de sangre. Solamente con este flagelo, ya el nuevo presidente tenía las manos llenas para todo su periodo; puesto que, en un país convulsionado y dirigido por delincuentes, no se puede impartir educación, no se puede trabajar, ni mucho menos vivir libres y felices.

Por supuesto que no puedo decir que soy testigo presencial, pero si me comuniqué con salvadoreños apolíticos y un abogado que me contaron de primera mano lo que han vivido, sin exclamaciones de vivas al presidente. No voy a narrar los cuentos que me echaron porque son historias espeluznantes, heridas de mucho dolor, historias sangrientas que protagonizaron los “angelitos” presos hoy, en cárceles de máxima seguridad. Pero si quiero repetir una frase que me conmovió porque puedo aplicarla a Venezuela. “En el Salvador habíamos perdido la esperanza”. Puedo perfectamente entender que no les importa la opinión de aquellos que no hicieron nada por ellos y hoy se llenan la boca hablando de derechos, los derechos que pareciera no tenían la gente que moría todos los días a manos de las gangas. Con respecto al debido proceso, me dicen que, si alguno al presentarse muestra indicios de hechos punibles son encarcelados y pasan a la siguiente fase de instrucción, como en todas partes. Es verdad que hay muchos que han sido detenidos sin tener delitos y esto se debe a que mientras dure el estado de excepción, hay una ley sin privilegios que obliga a llevar identificación al salir a la calle y ha habido más de uno que no lo ha hecho y ha tenido que pasar por la penosa y desagradable experiencia de ser arrestado.

Sin embargo, les dije: Hay una cosa que me parece exagerada y es el uso de las redes. Está bien que su presidente de a conocer su obra e informe a su pueblo de su labor, pero creo que se le pasa la mano.  Aplaudan a su presidente como sería justo por sus buenas acciones, pero critíquenlo igualmente si comete fallos como todo ser humano. No permitan que tanto abuso de publicidad perturbe su buen juicio y equilibrio, no lo lleven al pedestal donde solo puede estar nuestro creador.

Nosotros “el pueblo” siempre debemos estar con ojo avizor, debemos enterarnos de todo lo que hacen nuestros servidores, nuestros empleados, para que estos no se conviertan en feudales.

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