Si hay quienes disfrutan de la soledad de Tucupita, esos son los animales. Zamuros y perros pueden observarse recorriendo las calles de Tucupita, donde “no hay ni un alma”.
Al aire libre, como pasear y tomarse una gaseosa, refrescándose del calor que empieza a sentirse en Tucupita, así están ellos, en pleno centro de la ciudad, cuando ya todos están encerrados en sus casas. Después de todo, están excluidos de recibir sanciones. Son los privilegiados.
La basura recolectada y colocada a las afueras de los establecimientos comerciales, es su debilidad. No la desaprovechan. Tienen todo el tiempo para hacerlo, en una Tucupita confinada.
Las calles de Tucupita están desoladas luego del mediodía. Así ha sido esta semana por las estrictas medidas antiCovid, establecidas recientemente.