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La tradición de la Semana Santa prohíbe consumir carne, sin embargo, este no sería la excusa para no hacerlo, es no poder costearla.

Para la mayoría de los deltanos, acceder a este producto obligaría a tener que desembolsar una cantidad monetaria elevada, superior a sus devaluados salarios.

Un kilo de carne en varios comercios del centro de Tucupita, supera los 7 millones de bolívares, mientras que el ingreso mínimo de un trabajador común, es de 1.800.000 bolívares, según su último ajuste salarial.

En este sentido, los ciudadanos desecharían aún más la opción de tener que consumir el rubro cárnico, en esta semana. No por tradición, sino por no poder costearlo.

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