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«El último Guasinero vivo», así se conoce a Martín Antonio Rangel, un personaje que ha sido testigo de excepción de varios hechos trascendentales de la vida política, republicana de Venezuela.

Sufrió en carne propia la cárcel de Guasina, en tiempos de dictadura, ese lugar donde iban a parar los que resultaban incómodos y peligrosos para la dictadura perezjimenista.

Aun vive, pero en muy precarias condiciones. A sus casi 96 años está muy lúcido y preocupado por lo que sucede en Acción Democrática y en el país.

Recientemente la diputada a la Asamblea Nacional Larissa González, lo visitó en su residencia donde se encuentra, en cama, con muy poca movilidad.

Recibió agradecido una silla de ruedas que le brindará la posibilidad de manejarse mejor.

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