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Su nombre se escucha en los escenarios de Tucupita, pero un día se escuchará, también, en los grandes escenarios de Venezuela. Sí, es él, Tito Yánez.

Desde su infancia ya se visualizaba como un gran artista, lo tenía claro. Su voz así lo ratificaba.

  • Es mi pasión, es lo que me gusta, es una sensación inexplicable lo que se siente cuando se está en un escenario. Querer transmitir alegría, amor, esperanzas, mis experiencias de vida, es emocionante, no hay palabras.

Tito Yánez tiene 26 años edad y vive en la Urb. Andrés Eloy Blanco de Tucupita. Su nombre ha resonado en varias ocasiones, en importantes eventos regionales. Ha sido un emprendedor de la música en Delta Amacuro.

No obstante, el declive de Venezuela había sido un factor determinante para dar pausa a su carrera. Sin embargo, cree que ya es el momento oportuno para continuar el paso, esta vez para dar pasos agigantados, no solo en el Delta, sino más allá de nuestras fronteras. “Regresó con todo”.

El sueño por ser artista lo ha tenido desde que era niño. En su escuela era el primero en decir “sí” a una presentación dada por los actos culturales de su casa de estudios. Y a sus 26 años no pierde esa costumbre de decir “sí”, pero ahora para subir a un escenario.

Tras varios años en el mundo artístico, la vida le ha mostrado que “nada en este mundo es fácil”, pero él ha sabido interpretar las decisiones que tiene a Dios en su camino.

Sin embargo, un día ya no pudo subir más a una tarima, ya no podía sostener un micrófono. De pronto, se había encontrado en medio del abismo, no podía ver nada, solo decepción.

  • Fue difícil. Confías en personas y luego esas personas no valoran lo que haces, te traicionan. Entonces llega el momento en que crees que todo lo que se había logrado había que desecharlo, y que ya no puedes seguir.

Cuando todo parecía estar perdido para Tito, solo una palabra bastó para levantarlo, era la de Dios. Su Fe pudo vencer todas las adversidades, o al menos eso creyó en ese momento.

Continuó, pero había algo que aun no marchaba bien, había un presentimiento intacto. Nunca imaginó lo que estaba a punto de suceder.

  • Gracias a Dios sé que ella ahora está bien, pude entender que de eso se trata la vida y, que no hay mejor sitio que, en la que está ahora.

El malvado y peligroso cáncer le había arrebatado a su madre. Este 28 de octubre, será su tercer aniversario.

Eran los presentimientos de aquella tarde y, que nunca pudo descifrar.

  • Tuve que parar, ya no quería componer.

Tras seis meses de inactividad en lo que suponía era su sueño, decidió intentarlo una vez más. Dios volvía a tocar su corazón.

  • Fue difícil retomar. Pero gracias a Dios pude aceptar con madurez que ella ahora es feliz, ya no tiene dolor, ya no tiene preocupación y, lo que ella hubiera querido  era que yo siguiera adelante con mi sueño.

 Así lo hizo. Lo único que lo separa de su meta en la actualidad, es la crisis sanitaria por la que atraviesa el mundo. Mientras prepara su regreso al mundo artístico, Tito se dedica al servicio de Dios, arraigado a su compromiso de ser cristiano católico.

  • Yo solo le digo a los deltanos que no dejemos de luchar por los sueños, metas, proyectos que tengamos en nuestra mente y corazón, porque sí podemos hacerlos realidad. Debemos creer en nosotros mismos, en Dios.  Más hace el que intenta, y no el que se queda de brazos cruzados porque piensa que nada va a pasar.

Tito Yánez pudo continuar con su carrera, demostró que sí se puede. Un día se volverá a escuchar su nombre en los escenarios de Delta Amacuro, pero se escuchará también, en los grandes escenarios de Venezuela.

  • Cada vez estoy más cerca de mi regreso a la música.

Tito Yánez dejó claro que, también, es un Deltano que no da un paso atrás.

  • Solo espero reunirme un día con mi madre.

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