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El Observatorio de Derechos Indígenas Kapé Kapé señala en su reporte el riesgo y la amenaza del río Orinoco a las familias waraos; en su informe, difundido en su página web, asegura el peligro que presenta la comunidad de ser arrastrada por las corrientes fluviales ante la erosión del terreno donde se encuentran asentadas las viviendas en las márgenes del río Macareo, parroquia Juan Millán, municipio Tucupita del estado Delta Amacuro.

En su reporte se informa que en una visita realizada por el equipo del Observatorio se evidenció el deterioro y el desgaste permanente del terreno. El choque de las aguas del Orinoco es la causa principal del peligro de ser arrastrados por las corrientes fluviales.

Los habitantes de este caserío warao temen el colapso y el derrumbe de las viviendas por el desgaste progresivo que se presenta en el dragado de la arena que protege las casas de 150 familias que conviven en el lugar, asegura el reporte.

El equipo de El Pitazo se presentó también al lugar para corroborar la situación de peligro que presentan las familias indígenas. Eulice Moya, dirigente de la comunidad, confirmó el desgaste del dragado, base de las infraestructuras de la comunidad: la escuela, las viviendas, el dispensario y la capilla en honor a la Virgen del Valle. “De continuar con la erosión de la tierra, esto no dura tres a cinco años” asegura Moya, mientras señala cómo constantemente el agua arrastra franjas de arena hacia las profundidades del río.

En su testimonio, Moya asegura que la situación de desgaste que sufre la comunidad es del conocimiento de las autoridades del estado Delta Amacuro. “La gobernadora Lizeta Hernández sabe el peligro que atraviesan las familias de Pueblo Blanco; la alcaldesa ha estado en la comunidad y hasta el sol de hoy no hay respuestas por partes de las autoridades” afirma.

150 familias moradoras de la comunidad son las afectadas por la amenaza que representa la fuerza del Orinoco de arrastrar en cualquier momento las infraestructuras de la población; es un problema prioritario de habitantes que ya conviven con la deficiencia en los servicios básicos, agua potable, medicina, educación y la desnutrición en la población infantil.

MELQUIADES ÁVILA/EL PITAZO

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