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Dr. Crisanto Gregorio León.

“Por fin me ve como soy en realidad: Violenta, desconfiada, manipuladora y letal»

Suzanne Collins
 

El delito de ser hombre e inmigrante en un país mayormente xenofóbico y con una legislación anti hombres.- Cometiendo en perjuicio de un hombre venezolano, lo que en Derecho se conoce como “concurso de delitos”, han sido públicas, notorias y comunicacionales, las injusticias y delitos perpetrados por la  chilena Constanza Paz en contra del inmigrante Deivis Agüero,  sin respetar siquiera la edad del conductor que pudiera ser su padre. Se ha viralizado el video en todas las redes sociales, con las ofensas, los golpes, los delitos y las mentiras de esta joven nacida en 1998 y nada ha quedado a la imaginación sino por el contrario la evidencia es clara y manifiesta de cómo la joven psicópata golpeaba en el rostro e insultaba al venezolano y lo amenazaba con denunciarlo a la policía – Los Carabineros –  mientras lo grababa con su teléfono para intimidarlo y obligarlo a guardar silencio y que su víctima consintiera sobre sí la sevicia y el maltrato. Cuánta indignación siento como ciudadano del mundo como decía Sócrates. El señor Deivis fue injuriado, y ninguneado, ofendido en su condición de hombre y de hombre de la tercera edad. Constanza lo ensució con su lengua diciéndole homosexual sodomizado en la jerga chilena, y lo llama huevón además que le ofendía a su progenitora, igualmente de estarle construyendo, delitos que él no había cometido, mientras lo abofeteaba a placer, argumentando que lo haría cuantas veces ella quisiera y que se callara le ordenaba como hace una misma dominatriz, como si ella fuera su ama y Deivis el esclavo. Pero esto es solo la punta del iceberg, quién sabe cuántas veces injusticias como estas han sucedido y siguen aconteciendo en contra de los venezolanos, pero no han quedado registradas para ser demostradas como en este caso. No solo nos hace recordar a Julio el psicópata de Alto Hospicio, sino al maldito Julio el coronel psicópata quien siempre actúa subterráneamente para no dejar pruebas de sus delitos hasta en contra de los derechos humanos. 

Sin lugar a dudas Constanza Paz es una psicópata.- Este jueves 14 de noviembre de 2024 la chilena Constanza se lució en su perversión, al presumir que la violencia física y verbal, injusta, gratuita, indecente  e inmerecida que ejercía en contra del sexagenario Uber y conductor venezolano Deivis Agüero, jamás sería vista por nadie y la víctima no podría en ningún momento demostrarla. Constanza se siente como pez en el agua, en la invisibilidad de la impunidad y en el ambiente propicio para el ataque con los actos depredadores propios de los psicópatas y con la estrategia que le brinda el acecho del factor sorpresa, al ver al conductor como una presa indefensa. Porque nadie se espera que alguien sin rasgos visibles inmediatos e indetectables al principio en el rostro y en la apariencia externa, sea una persona malévola que pueda embestir psicológica y físicamente  de forma tan deshonesta, obscena y despiadada – . La chica chilena de 26 años de edad deja salir de su interior todo el veneno y la toxicidad con que actúan los psicópatas cuando se sienten a placer degustando su maldad, inmunes e impunes, resguardados sin testigos ni espectadores que los puedan juzgar, criticar, evaluar y delatar; y en ese “aislado” lugar – la cabina del vehículo – Constanza maquiavélicamente y con su también trastorno narcisista de la personalidad se expone abiertamente sin pena (de manera desvergonzada) , sin remordimiento, sin escrúpulos  y sin experimentar culpa, y ejecuta explícitamente los actos despiadados propios de los trastornos de su personalidad – la psicopatía, el narcisismo y el sadismo – , al creer que su víctima no tendría como probar lo que ella le estaba haciendo y por tanto permanecerían en la clandestinidad e impunidad sus actos y episodios de crueldad extrema en contra del venezolano víctima y ella sería vista como una niña buena e indefensa al hacer lo que de costumbre hacen los psicópatas, cambian o voltean los papeles haciéndose pasar por víctimas de sus victimarios. Eso es lo que quería Constanza que la víctima fuera vista como el depredador victimario y ella victimizarse. Los psicópatas como Constanza, siempre se camuflan, usando disfraces o máscaras para no ser descubiertos ni detectados, pero en este caso ella – Constanza Paz –  se sintió en el culmen de su psicopatía, por haber encontrado un ambiente “perfecto” y una persona con indefensión aprendida que sería atacado y hecho preso falsamente por acosador sexual, delito simulado e inventado por la psicópata Constanza, teniendo Deivis además en contra o en su perjuicio, ser un extranjero cuya nacionalidad molesta a los pocos o muchos  xenofóbicos del país chileno; ante lo que había detectado como una víctima también perfecta, que no tendría como probar ni demostrar las vilezas, el irrespeto, el ensañamiento inusitado y la indecencia a que estaba siendo sometido. Ella me hace recordar también a Malicia Patín Méndez, otra psicópata profesora universitaria.  Argumentaba Constanza en su mente de psicópata: “solo a mí me creerán, lo que yo diga así sea falso, sólo a mí me creerán, pues soy joven, soy mujer, soy bonita, soy de este mi país, la legislación de género me protege, este conductor es un viejo, venezolano, inmigrante y en Constanza en su iter criminis en su mente abundan un sinfín de argumentos que según ella justificarían sus  aberraciones en la triada oscura de su personalidad (narcisista, psicópata y maquiavélica). De modo pues, que por el simple placer de satisfacer su trastorno sádico, psicópata y narcisista; la chilena Constanza Paz humilló en grado extremo a un inmigrante venezolano que trabajaba como conductor para llevar la comida a su hogar. Es obligatorio dejar claro, que aunque Constanza llegare a brindar disculpas, sería parte de una teatralización, por ser fingidas, ser falsas y no vienen del corazón ni del arrepentimiento sincero; sino del terror de haber sido descubierta, de haber quedado expuesta a la luz pública; porque la psicopatía no tiene cura, y las psicópatas como Constanza se disfrazan de empáticas cuando les conviene, para conseguir sus fines malévolos y salvarse de las consecuencias del reproche social y de la sanción penal; pero las psicópatas y los psicópatas son crueles, sin escrúpulos, no experimentan culpas, ni tienen remordimientos.

Constanza Paz, haciendo proyecciones.- Para disminuirlo psicológicamente, al invalidar a su víctima, sobajándolo e hiriéndole la dignidad y su autoestima, con insultos degradantes, aplastantes, peyorativos, con indecencia extrema, vejándolo y haciéndolo sentir mal por  su nacionalidad de origen venezolana, queriendo que se auto asumiera como indeseable y como poca cosa y además golpeándolo repetidas veces en la cara – como que nadie le ha dicho que la cara de los hombres se respeta –  ; lo que realmente Constanza hace, son proyecciones de sí misma. Recordemos que todo psicópata es narcisista, pues la psicopatía es una variante del narcisismo y  que los narcisistas se sienten y se saben inferiores, pero alardean de un falso sentido de superioridad pavoneándose de lo que no son o de lo que no poseen, para no sentirse descubiertos de su ínfima apreciación personal. Pero en este caso a Constanza que debiera dar la mejor imagen de su país y de su idiosincrasia, nada le importa ser la peor embajadora de su pueblo, y decide asumir de indiferente e inevitable saberse descubierta por su víctima, a quien ve como una presa fácil por cuyo género se encuentra en desventaja ante un sistema legal donde los hombres no deben tener derechos porque la legislación privilegia a la mujer, así sea falso lo que le imputan al hombre, bastando con que la fémina lo afirme y lo teatralice como si fuera cierto, no obstante ser mentira. De tal modo que Constanza espontáneamente y de la nada o como sacando escupitajos de un sombrero siniestro, hiere e insulta al conductor de Uber llamándolo acosador. Y le dice acosador sexual al conductor venezolano, porque ella tramó en su mente hacer ir a la cárcel al venezolano por un placer insano de sentirse superior, aunado a todas las carencias que seguramente trae a cuestas la chica psicópata tatuada que quiere hacer pagar a otros inocentes por aquello que es de ella y de lo que no son culpables ni responsables las demás personas, que se trata de sus traumas psicológicos; asociados a la falta de valores y de principios éticos y morales, lo cual Constanza dejó muy claro con sus actos y con sus palabras en la cabina del  vehículo.  

La indefensión aprendida del inmigrante venezolano.-  Delincuentes hay en todas las esferas, y de todas la nacionalidades, pero al pan, pan y al vino, vino; lo que está a la vista no necesitanteojos.  Pues no son todos los que están, ni están todos los que son. Y en este caso que nos trae a reflexión, evidentemente el conductor venezolano Deivis Agüero, es un hombre decente y trabajador. Y en la prueba supo comportarse y demostró lo que se oye y lo que se ve en el video y que  no confunde, porque no es Inteligencia artificial, son hechos verídicos captados por una cámara oculta y se trata de un varón con principios, pues sometido a presión y a una injusta violencia física y verbal por parte de una mujer que ha quedado en evidencia que no es una loca sino una psicópata, pues está en su sano juicio y por tanto debe ser sometida a un proceso penal para que pague incluso con privación de su libertad, porque ciertamente es responsable de sus actos; y el conductor de Uber supo y pudo controlarse y demostrar lo que realmente es: un hombre decente, con principios y con valores éticos enraizados en su formación. Con la serenidad y la calma que solo pueden exhibir los inocentes, Deivis Agüero, puso en alto su nacionalidad y su condición de hombría, de padre de familia y que está centrado mentalmente. No cualquiera habiendo sido amenazado  de ser acusado falsamente ante las autoridades y con ser calumniado como también con ser  privado de la vida como así se lo hizo saber de manera intimidante Constanza al advertirle a Deivis que ella portaba un arma de fuego – un hierro – , no cualquiera mantiene la sobriedad y la postura de la quietud de quien nada debe y por eso Deivis no devolvió el mal del que estaba siendo víctima cuando pudo hacerlo justificadamente en defensa propia. Claro está que la cultura y la educación del conductor de Uber venezolano, es una conducta cónsona con la civilidad  de un hombre sano y de bien. Entonces Constanza bajo la convicción malévola propia de los psicópatas, de que al conductor venezolano no le tocaría de otra que estarse quieto y callado, e impunemente golpeado, insultado y denigrado, sometido a las vilezas de un alma dañina y de una delincuente de bajo perfil a quien todos creerían su versión por ser más débil, no le quedaría de otra al Uber venezolano que aceptar y asumir como incobrables los ataques depredadores de ella, entonces Constanza se enseñorea en su miseria y bajeza en contra de un hombre calmado por efecto de la indefensión aprendida al encontrarse en un país ajeno que por supuesto protegería así fueran injustos ,los intereses de sus nacionales en perjuicio de los inmigrantes. Pero cuando Constanza se percató de que estaba siendo grabada por la cámara oculta colocada dentro del vehículo, entonces se inmutó, impactada ahora ella cambió de semblante, se sofocó, dejó la efervescencia de su ataque y mudó de actitud y asumió la teatralidad de una niñita histriónica e inocente, inocua que no parte ni un plato, pero ya todo estaba registrado fílmicamente.

El hombre que vence a otro hombre es fuerte, pero el hombre que se vence a sí mismo es poderoso.- Descarada y depravadamente tal como fue su ataque, así  de depravada creyéndose impune, una vez descubierta Constanza arguye que Deivis se portó elegante, correcto, decente y tranquilo sin accionar en contra de ella porque precisamente estaba grabando todo cuanto ocurría en la cabina del vehículo. Pero desde luego, estas son argumentaciones malévolas, descontextualizadas y llenas de ignorancia ante los hechos. De modo que si Deivis Agüero fuera un criminal o un hombre con segundas o terceras intenciones, le hubiera bastado con hacerse justicia por mano propia dentro del vehículo y desaparecer la grabación que había filmado la cámara oculta. Argumentaciones como éstas que pretenden borrar el carácter criminal de los hechos para beneficio de la depredadora, ofensora o victimaria, lo que hacen es ratificar la naturaleza cívica, educada, noble y sana del conductor venezolano en contraposición a los trastornos de la personalidad de Constanza que al saberse descubierta empezó a teatralizar inocencia y excusas fútiles que en nada la justifican, porque ahora se siente frustrada por no haber podido consumar su plan de llevar a la cárcel a un hombre bueno que emigró a Chile a trabajar honesta y honradamente. Recordamos el pensamiento de Lao Tse: “El hombre que vence a otro hombre es fuerte, pero el hombre que se vence a sí mismo es poderoso”. Desde luego el conductor venezolano de Uber, el señor Deivis Agüero, demostró ante los acontecimientos que es un hombre poderoso, en virtudes y en educación. Deivis se mantuvo íntegro, sereno, guardó la compostura y no hizo justicia por mano propia, no respondió con violencia a la violencia que estaba recibiendo y respetó la condición de mujer de la chica que lo golpeaba y lo ofendía. Agüero, el conductor venezolano, demostró de lo que está hecho – de templanza y de hombría – y es un orgullo para sus compatriotas.

Julio el psicópata el taxista de Alto Hospicio.-   No es casual encontrarnos con el caso emblemático de un taxista chileno, de nombre Julio Pérez el psicópata de Alto Hospicio.  Alto Hospicio es una comuna chilena ubicada en la Provincia de Iquique, en la Región de Tarapacá, tristemente famosa a causa de Julio Pérez, el psicópata chileno que asesinó a 14 jóvenes. Julio Segundo Pérez Silva (Puchuncaví, 15 de julio de 1963), también conocido como «El Psicópata de Alto Hospicio», es un asesino en serie chileno, actualmente condenado a presidio perpetuo por violación y homicidio de catorce mujeres jóvenes, además de un homicidio frustrado. Considerado el mayor asesino en serie de la historia moderna de Chile, cometió sus crímenes en la Región de Tarapacá, específicamente en la ciudad de Iquique y en la localidad de Alto Hospicio, en Chile. Su modus operandi siempre fue el mismo. Trabajando como taxista clandestino, detenía jóvenes estudiantes a las cuales ofrecía transportarlas gratis para posteriormente llevarlas a algún sitio eriazo, violarlas y asesinarlas mediante golpes en la cabeza. Posteriormente, arrojaba los cuerpos (con o sin vida) en profundos piques mineros abandonados. 

           Así que en el caso que analizamos, las noticias sobre psicópatas, las encontramos en dos personajes que son compatriotas entre sí; Constanza Paz y Julio Pérez; y no precisamente del venezolano Deivis Agüero. 

“El psicópata devalúa a los demás para poder

 sentirse un ser único y especial.”

Vicente Garrido Genovéscrisantogleon@gmail.com

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