M.G. Hernández
Ovnis y la Iglesia – Nuremberg
Los cielos han traído al hombre tal inquietud que los ha contemplado por centurias buscando explicaciones sobre el principio y final de nuestra existencia. Dentro de esta narrativa Podríamos empezar por la biblia y el carro que transportó a Elías al Paraíso; siguiendo con el Génesis 5.22-24, Enoc era un hombre justo, «caminó con Yahveh», vivió 365 años, y desapareció, porque Yahveh se lo llevó sin que muriera.
Leemos en Ezequiel 1: 15-21: “Aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, a los cinco días del mes, que estando yo en medio de los cautivos junto al río Quebar, los cielos se abrieron, y vi visiones de Dios”
Mateo 3:16-17 “Una vez bautizado, Jesús, en ese momento se abrieron los Cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba como una paloma y se posaba sobre él.
Entonces la pregunta repetida hasta el cansancio tiene cada vez más peso, ¿Estamos solos en el universo?, esta duda conmueve sobre todo a aquellos científicos y teólogos que ven peligro sus razonamientos por las implicaciones que traería la confirmación de la existencia alienígena.
Brevemente voy a darles la opinión de representantes de la iglesia católica y obviando narrar el supuesto encuentro de Juan XXIII, el papa “bueno” con un extraterrestre en presencia de su secretario Loris Capovilla, quien años más tarde reveló lo acontecido en los jardines de Castel Gandolfo, y la experiencia de Eugenio Pacelli, el papa Pio XII, que habló de una visión que tuvo del sol rotando sobre sí mismo en octubre de 1950.
Empecemos por el actual papa que contestó una pregunta alusiva al tema de esta manera: * “Francamente, no sabría cómo responder. Hasta que se descubrió América, el resto del mundo pensaba que no existía y, en cambio, existía”.
Thomas F. O’Meara, padre dominico profesor de teología retirado y autor de: “Vast Universe: Extraterrestrials and Christian Revelation” dio también su opinión acerca de la vida fuera de nuestro planeta: “El hecho de que haya miles de millones de planetas aumenta la probabilidad de que haya planetas tanto con vida como con vida inteligente”.
Otro experto astrónomo extragaláctico que pertenece al gremio clerical es el padre José Funes, exdirector del Observatorio Astronómico del Vaticano. Igualmente es catedrático en la Universidad de Córdoba, Argentina, y forma parte del consejo asesor de METI International, (Mensajería de Inteligencia Extraterrestre) institución que trabaja en la búsqueda de inteligencia extraterrestre.
En una entrevista ofrecida en el 2008 a un periódico del Vaticano, titulada “El extraterrestre es mi hermano”, declaro: “Así como existen una multiplicidad de criaturas en la Tierra, pueden existir otros seres, hasta inteligentes, creados por Dios. Esto no contradice nuestra fe porque no podemos poner límites a la libertad creativa de Dios. ¿Por qué no podemos hablar de un hermano extraterrestre? Sería parte de la creación.”
Monseñor Corrado Balducci, a quien pueden ver en YouTube hablando abiertamente sobre los alienígenas; aceptando, además, que la Biblia habla de ellos. Estas declaraciones tienen una gran importancia, pues es un tema que siempre se ha argumentado por sobre y por debajo de la mesa.
Sostiene Balducci, que el contacto extraterrestre es real, que los encuentros no son demoníacos ni se deben a trastornos psicológicos ni son producto de posesiones de entidades, y que deberían ser estudiados más cuidadosamente.» Asimismo, dijo que el Vaticano estaba haciendo un seguimiento directo de incidentes referentes a encuentros extraterrestres reportados a las nunciaturas o embajadas en diferentes países.
El padre sigue diciendo, y transcribo exactamente: “Es razonable creer y afirmar que los alienígenas existen, esta realidad no puede seguir negándose, porque hay demasiadas evidencias de los extraterrestres y sus platillos voladores”
Nuremberg 1561
Del misterioso evento, les copio algunos extractos de la traducción fiel al escrito que apareció en la Gaceta de Nuremberg atribuida al artista Hans Glaser.
“Al amanecer del 14 de abril de 1561, ocurrió una terrible aparición en el sol, y luego esto fue visto en Nuremberg en la ciudad, ante las puertas y en el campo. Al principio aparecieron en medio del sol dos arcos semicirculares rojo sangre. Y en el sol, arriba y abajo y en ambos lados, el color era sangre, había una bola redonda de color ferroso en parte opaco, en parte negro. Había bolas rojas como la sangre y otras bolas en gran número, unas tres en una línea y cuatro en un cuadrado, también algunas solas. Entre estos globos se veían algunas cruces rojo sangre, entre las cuales había franjas rojo sangre, volviéndose más gruesas en la parte trasera. se entremezclaban, entre ellas dos grandes varas. Dentro de las varillas pequeñas y grandes había tres, también cuatro y más globos. Todos estos comenzaron a pelear entre ellos, de modo que los globos, que estaban primero en el sol, volaron hacia los que estaban a ambos lados, luego, los globos parados fuera del sol, en las varillas pequeñas y grandes, volaron hacia el sol. lucharon con vehemencia durante más de una hora. Se fatigaban hasta tal punto que todos, como se dijo anteriormente, cayeron del sol sobre la tierra ‘como si todos ardieran’ y luego se consumieron. sobre la tierra con un humo inmenso. Después de todo esto había algo parecido a una lanza negra, muy larga y gruesa”.
Hasta aquí el relato, pero el escrito sigue hablando de la ira de Dios y le pide perdón. Al final, firma.
Barcelona, España 1604
No tomaría muy en cuenta el siguiente portento de no ser por el anterior; sin embargo, llama la atención que se repita algo muy parecido en menos de medio siglo después. El testimonio, hay que decirlo, no fue de “cualquiera”. Su nombre, Jeroni Pujades, abogado, comisario y procurador del condado de Ampurias, que también ocupaba el cargo de cronista oficial.
Sucedió el jueves 30 de septiembre de 1604. Varios obreros de una esclusa dieron la alarma de lo que sucedía. Era un día claro y una muchedumbre salió y asombrados contemplaron una batalla campal entre grandes escuadrones en el aire. El ruido de la confrontación era estruendoso entre los ejércitos enemigos que evidentemente fueron tomados como tropas celestiales promoviendo el temor a Dios. El horror siguió por la noche cuando sobre el desaparecido monasterio de San Jerónimo de la Vall d’Hebron, se pudieron ver “unos grandes rayos de fuego como barras muy claras”.
¿Luz? ¿Laser?, ¿China?, ¿Rusia? ¡ups! Era el siglo XVII, ¿A quién culpamos de esto?
A continuación, les dejó algunas huellas que nadie puede borrar
Noten algo curioso, la forma cónica de las Vimanas hindúes (II milenio A.C.), nos llevan atrás, al primer artículo de esta serie. Comparen, la famosa foto del Pentágono y la del ovni del caso Manises, ¿no les parece que son exactamente iguales?.
Cierro, con lo que para mí es el broche de oro, unas frases escritas por San Juan Pablo II en una carta de 1988 al difunto padre jesuita George V. Coyne, exdirector del Observatorio Vaticano.
“La ciencia puede purificar la religión del error y la superstición; la religión puede purificar la ciencia de la idolatría y los falsos absolutos. Cada una puede llevar a la otra a un mundo más amplio, un mundo en el que ambas pueden desarrollarse plenamente”
Absolutamente nada de lo expuesto en estos 4 capítulos es de mi invención, y ninguno de los casos está privado de testimonios, por lo que solamente me queda agradecerles a los que me siguieron. Si de paso, gustan referirme algo interesante al respecto, pueden escribirme a mi correo: mywaylh@hotmail.com
M.G. Hernández*Fuente consultada: El CNS (Servicio Católico de Noticias)