MG Hernández
No quiero hablar de religión, porque no soy teóloga ni lo pretendo. Quiero hablar con sencillez hiperbólica, de la felicidad, la alegría suprema, la aflicción y finalmente desdicha de la vida.
Por allá en el siglo IV un anacoreta que con razón llamaban solitario, le dio por escribir lo que el concibió como las pasiones humanas pecaminosas, su nombre era Evagrio el Póntico y concluyó en enumerar 8 vicios capitales. A él, se sumaron otros escritores religiosos que aquí no vamos a nombrar. Pero allí no quedo la cosa, sino que años más tarde Gregorio I, papa entre 540 y 604, tomó los legajos de Evagrio y dejó en siete dichas pasiones, llegando esta cuantía incólume hasta nuestros días. Estas pasiones pecaminosas terminaron siendo lo que conocemos todos, como los 7 pecados capitales: la ira, la gula, la soberbia, la lujuria, la pereza, la avaricia y la envidia.
La historia, nos sigue dando cuenta de grandes pensadores que estudiaron y buscaron profundizar los efectos de tan pérfidas costumbres. Pero no fue hasta que llegó el político y poeta de origen florentino, Durante di Alighiero degli Alighieri, mejor conocido como Dante Alighieri, que se logró concebir con mayor realismo las consecuencias que tendría nuestra alma, según su dramático poema épico sobre el infierno, el purgatorio y el paraíso, llamado “La Divina Comedia”.
Al poner mi dedo en la llaga de todos estos dogmas que nos llegan desde el medioevo, puedo ver las consecuencias físicas y mentales que nos trae el abusar de estos llamados “pecados” las cuales nos castigan más aquí en la tierra, que en la vida después de la muerte.
No contemplen los 7 vicios como pecados —según la creencia—, véanlos como malas costumbres que debemos dominar con nuestra voluntad y amor propio, avistando de esa forma el futuro próspero y ciertamente alegre que nos esperaría.
El que come hasta ponerse obeso, no hace sino sufrir de azúcar, dolores óseos, hipertensión y tantas otras dolencias, que con seguridad no solo le proporcionarán gran tristeza sino una temprana muerte. El codicioso*(corrupto), ha producido grandes flagelos como la esclavitud. Es desleal, traicionero y usualmente embauca a las personas con grandes y falsos ofrecimientos. No tiene paz y sus fantasmas lo acompañaran hasta que suba a discutir con San Pedro. Siempre estará rodeados de personas iguales a él que solo esperan el momento preciso para despojarlo de algún dinero. Sufren de ulceras, Imaginan persecuciones y tratan de demostrar todo el tiempo su poder. Es amoral y sus ambiciones causan asesinatos, estafas, traiciones y hasta guerras. De la pereza, supongo no tengo que explicar mucho, porque evidentemente la pereza, es la madre de la decidía, la pobreza, la enfermedad y son tantas las consecuencias, que podría llenar esta página de lo que significa ser perezoso. Al libidinoso, que de cosas no le han pasado que nos cuenta la historia. Grandes olas de contagios por bacterias, parásitos y virus, han proporcionado a la Parca banquetes interminables, que han puesto a los científicos a trabajar, para poder deslastrar a la humanidad de tan pesada y “pecaminosa” carga. Sin embargo, el hombre pareciera no tener contención para tal apetito que lo ha traído desde la sífilis, de la cual solo se salvaban los ancianos y niños; hasta el Sida, que achacaron a los hombres gais que fueron los más contagiados, pero que también se llevó a la tumba a muchos heterosexuales. Lo peor del “pecado” de lujuria, es que muchas enfermedades causadas por este exceso, no tienen síntomas, por lo que es aconsejable hacerse chequeos frecuentes. Nadie está exento, porque, aunque en lo personal no sea libertino, quizá, su pareja lo sea y Ud. está en Babilonia.
Las enfermedades de trasmisión sexual no siempre presentan síntomas. Es posible contraer infecciones de trasmisión sexual de personas que parecen estar perfectamente sanas y que ni siquiera saben que tienen una infección.
Con estos ejemplos significativos, quiero ponerlos a pensar en sus vidas, la causa de ser felices o tremendamente desdichados. YO, les aseguro por toda la existencia que he vivido que es mucha, que solamente teniendo estos 7 “pecados” bajo total control, se puede ser feliz, muy feliz.
Por último, quiero recomendarles Seven, una película de1997, con un elenco magistral encabezados por Bratt Pitt y Morgan Freeman. En ella verán crudamente y en Technicolor, lo que aquí les aseguro.
*Corrupto: de corrupción, la palabra más usada hoy en día para identificar la avaricia