Luego de muchos trámites, llamadas y documentos firmados, Santoyo, su hija y su esposa Darielvis Sarabia, recibieron autorización para permanecer juntos en Trinidad.
Santoyo ha estado en Trinidad durante los últimos nueve meses después de que decidió irse de Venezuela en busca de mejores oportunidades de trabajo para ayudar a su familia. Esperaba reunirse con ellos el sábado, pero ocurrió la tragedia.
Santoyo y su familia deberán presentarse en las oficinas de Inmigración en Puerto España todos los meses en el futuro, al menos mientras continúan las investigaciones sobre el incidente del sábado, según Newsday.
Santoyo recibió asistencia de funcionarios de la embajada de Venezuela en Trinidad y de la ONG La Casita de Arima, en la persona de Andreína Briceño.
Sarabia sigue recluida en el hospital Sangre Grande. Se encuentra fuera de peligro y permanece bajo el resguardo de las autoridades.
Newsday entiende que Santoyo, Sarabia y Danna también iniciaron su proceso de solicitud de asilo ante ACNUR.
«Buscar asilo es un derecho humano. Como Agencia de la ONU para los Refugiados, nuestro mandato es ayudar y proteger a las personas que se ven obligadas a huir. En Trinidad y Tobago, trabajamos en estrecha colaboración con el Estado y sus agencias para garantizar que los refugiados, solicitantes de asilo y otros que son desplazados por la fuerza tienen acceso a protección y asistencia”.
La madrugada del miércoles, Santoyo en compañía de dos primas, Andreina Briceño, directora de La Casita de Arima, y dos funcionarios de la embajada venezolana se encontraban en el Centro de Ciencias Forenses, St. James, para identificar el cuerpo de Yaelvis.
A Santoyo se le vio salir del centro en un estado de ánimo lamentable unos minutos después. Los familiares dijeron que Yaelvis sería incinerado en Trinidad durante los próximos días.
Los demás ocupantes de la embarcación interceptada por la Guardia Costera continúan detenidos en el Helipuerto de Chaguaramas.
Con inf. de Newsday/Grevic Alvarado