“No hay camino para la verdad, la verdad es el camino”
Mahatma Gandhi*
Claro, inmenso y a una sola voz el triunfo contundente de Manuel Rosales Guerrero el domingo 21N nadie pone en duda, a pesar que contumaces “líderes” de micrófono y redes sociales ya han dicho que el artesano de la Unidad Democrática y más votado en todo el país, pactó con Miraflores a despecho de que esos «líderes» no le perdonan que la victoria dirigida por él la sudó en contacto directo, cara a cara con la gente en las
calles de extremo a extremo del estado, donde demostró que una oposición unidad de verdad puede echar a punta de votos a los padres de la desgracia venezolana que comenzó 22 años atrás y que en la tierra de El Brillante fue posible derrotar a los Destructores del Zulia que en cuatro años convirtieron a esta región en sinónimo de atraso y miseria. En trituradores y demoledores de los servicios públicos que empeoraron la calidad de vida de zulianas y zulianos, muchos de ellos, fuera de la tierra donde nacieron y crecieron.
Ese tsunami electoral del domingo 21N ha puesto los ojos del país en el Zulia, donde en favor de miles de jóvenes, otros no tan jóvenes en edad que debería ser dorada, madres, padres y de la niñez que crece, Rosales Guerrero demostró a líderes ganados a construir la Unidad Democrática que dejando de lado intereses grupales, partidistas o individuales era posible acreditar a través del diálogo y la concertación la unidad política en favor de una misma causa traducida en detener la destrucción del Zulia. Eso lo entendieron sus pares de otras organizaciones políticas y cual orfebre de la lucha social del día a día, el mensaje del entonces aspirante a dirigir los destinos del Zulia estos próximos cuatro años, germinó en buena tierra y comenzó a crecer en el corazón de zulianas y zulianas que sufragaron masivamente y sin miedo al terrorismo revolucionario el día de las elecciones, provocando un triunfo arrollador en Maracaibo, San Francisco, Costa Oriental del Lago y en subregiones del Sur del Lago, Perijá y otros municipios que al término de la jornada comicial sumaban más de 15 alcaldías. Claro, sin ser el Zulia la regla de la excepción, otros “dirigentes” asomando un legítimo derecho a competir por los mismos cargos de elección popular se lanzaron en una carrera para ser Gobernador o Alcalde, pero a diferencia de sumarse a la unidad estos anotaron su aspiración a dividir y no a sumar el voto a una misma causa social.
Convencidos que mejor era ir solos que mal acompañados, Eliseo Fermín, José Sánchez Montiel, Juan Carlos Fernández, Charles Hernández, Luisa Ferrer, Víctor Ruz y Nixon Sebriant en Mara, amigos de quien esto escribe y de conocidas credenciales opositoras en el pasado, prefirieron tomar otra vía distinta para no llegar a nada, pero sí para acreditarse el rechazo de la gente en su misión que ellos y sólo ellos sabrán y que el tiempo en algún momento despejará sobre la triste y terca actitud que los mismos electores se encargaron de hacerles ver al obtener pírricos números en el conteo de los sufragios de ese memorable día para el Zulia. Eso en Mara provocó la pérdida de la alcaldía a la Unidad Democrática.
En contraste a lo que pasó en Venezuela, en el Zulia la madrugada de este lunes vimos cómo tiñó su mapa de azul, pero no así en el resto del país donde la soberbia, egoísmo y la terquedad de líderes “opositores” arrojó resultados tristes y desoladores debido a que la unidad estos mismos “verdugos opositores” la entendieron a su conveniencia individualista y el chavismo en muchos casos, —sin gastar mucha pólvora— eliminó dos pájaros de un mismo tiro, reeligiendo o sacando a opositores de gobernaciones que no debieron perderse, cuando en algunos estados, por ejemplo, Táchira, Bolívar, Lara o en el municipio Libertador de Caracas dos opositores peleaban por la misma botella vacía. Divide y vencerás le funcionó muy bien a los herederos de Chávez que ganaron o retuvieron más espacios con menos votación del total nacional en relación con la oposición que superó la suma de sufragios de la unidad y otros divididos. Estas y otras son las causas de una derrota cantada que sin mucha elucubraciones y sin buscar en profundidades los errores de estrategia, ha sido lo sucedido fuera de las fronteras del Zulia, estado en el que un pueblo decidido a votar y guiado por un líder promotor de la Unidad Democrática no contribuyó esa madrugada memorable a llevarnos a otra frustración. Lo sucedido el domingo en una frase de Rosales Guerrero deberá obligar al individualismo y egoísmo de líderes opositores a “poner el tímpano en el suelo” siendo más serios, organizados y responsables, escuchando a los electores de sus jurisdicciones nacionales.
“Nunca un liderazgo se levantará desde cómodas poltronas. Nunca un liderazgo nacerá por decreto”, aseveró Rosales Guerrero la mañana del lunes. Afirmó que los resultados obtenidos en los comicios regionales y municipales del 21N dejan ver la crisis en la que se encuentra la fuerza política opositora nacional. Señaló que la situación de la disidencia política no se puede esconder con discursos complacientes.
“Hay que asumir cambios para salvar a Venezuela o habrá régimen por muchos años más. Esto tiene que cambiar y debemos asumir la conducción en este tema”.
Conocido en honrar “la palabra empeñada” Rosales Guerrero no es ambiguo ni deja dudas cuando afirma que “los líderes, la política, no se construyen desde oficinas con aire acondicionado. No se construye queriendo hacer selfies o queriendo ser tendencias en las redes sociales. Así es que por falta de unidad, de grandeza, perdimos más de diez gobernaciones en Venezuela y eso es bueno que se sepa y se hable con claridad. Si hubiésemos ido unidos, mínimo diez gobernaciones hubieran acompañado la victoria del Zulia la noche del domingo y también una cantidad importante de alcaldías. La política no se puede ejercer con sentido divisionista”.
Manuel Rosales Guerrero además hizo comentarios críticos sobre las fallas de organización de los partidos que no vigilaron migraciones inconsultas de electores, abusos y ventajismos del adversario. Asimismo, pidió celeridad en las negociaciones y aseveró que en la nación “no habrá salida a la emergencia humanitaria compleja que no sea construida por la dirigencia en alianza con todos los sectores”.
Cree que a partir de ahora la lucha debe ser por los que se fueron, pero “también por los ciudadanos que han decidido mantenerse en el país”. “No podemos ser testigos mudos. Aquí ya sabemos que no vendrán ejércitos para solucionar los problemas. Ni habrá magia construida por redes y discursos engañosos. Este problema debemos solucionarlo los venezolanos. De tal manera que tenemos la obligación de rectificar. Aquí lo que tenemos es que salir de la zona de confort, de la comodidad y el conflicto», agregó.
José Aranguibel Carrasco
CNP-5.003
24/11/2021