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Lo que se celebró con orgullo hace solo una semana o dos a lo sumo, como fue la rehabilitación, refaccionamiento, de la redoma de Santa Cruz. Todos los habitantes de la capital deltana estaban regocijados por los trabajos que le hicieron a la redoma. Integrándolos a otras plazas, avenidas con su iluminación.

Pero salieron unos pocos inescrupulosos y se llevaron cableado, iluminación por supuesto, deteriorando la placita y su monumentodedicado a la Santa Cruz.

Es inconcebible que quien se lleve esos materiales pueda venderlos sin ser facilmente ubicado. A menos que se hayan multiplicado los cómplices, esos que compran lo que sea, aunque venga proveniente del robo y la rapiña.

El daño no es para la Alcaldesa, el daño es para la ciudad, para todos sus habitantes. Inclusive para los que se llevaron esos materiales y hasta para su familia.

No es posible que los antivalores prevalezcan sobre el buen ánimo, la paz y la convivencia. Solo ayer la alcaldesa Loa Tamaronis se reunió con los cuerpos de seguridad para hacer un seguimiento a los hurtos de los materiales de las plazas en los últimos días. Hay que frenar el vandalismo.

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