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Crisanto Gregorio León

Quiero hacer un introito con el pensamiento de un grande hombre Giuseppe Mazzini quien dijo que «El verdadero instrumento del progreso radica en el factor moral.» Y como asiduo lector de este pensador y periodista italiano repito de su verbo «Hemos creado Italia, ahora tenemos que crear italianos». En referencia, a que había que crear una “conciencia italiana” después de crear el Estado., de igual modo parafraseándolo digo, « hemos creado las instituciones ahora debemos crear institucionalistas.»

Muy acertadamente dijo mí siempre admirado Gabriel García Márquez, “nosotros los escritores, dejamos en las letras un poco de nuestra historia”.
Pues bien, un asiduo lector de mis columnas en los diarios patrios y en algunos extranjeros en los que tengo el honor de participar en la página de opinión, me ha escrito y me ha pedido que alerte a todos sobre los complots que se ciernen y se están materializando en su contra. Me ha pedido que mantenga la reserva de la fuente y yo como periodista y como abogado así lo cumpliré, pero quienes lo conocen sabrán de inmediato de quien se trata.

Lo están orillando para que renuncie a su trabajo, como castigo por dejarlos en evidencia, le han quitado la parte más preciada de su trabajo, aquella que le deja satisfacción espiritual e intelectual por encima de su principal tarea la cual ama y en la que por sus conocimientos ha descubierto muchos entramados de corrupción. Pero lo tienen amenazado, o hace silencio o lo botan, o deja de denunciar o lo asesinan. Su jefe lo trata con majaderías y se escuda en su poder circunstancial y momentáneo, se encabrita porque lo ha descubierto. Un jefe al cual describe como un disfraz de ciudadano, un hombre enmascarado en una fachada falsa, es un verdadero truhán y delincuente. A este trabajador lo sobajan para que explote, lo graban con cámaras ocultas y le tienen una vigilancia tan extrema como si el delincuente fuera él.

Explana mi lector: he descubierto en mi trabajo, múltiples negociados, altísimos niveles de corrupción entre quien dirige la banda y su pandilla de cómplices, mucha corrupción de los jefes y la manera como se han hecho millonarios en divisas, han construido mansiones incluso de varias plantas y de media cuadra de terreno, se han hecho de muchas propiedades y vehículos, mantienen lujosamente a sus amantes y son tan descarados que no ocultan esos signos exteriores de riquezas que los delatan y los hacen reos de delitos. Riquezas que no podrían justificar con sus menguados sueldos, riquezas que no han declarado al fisco porque no pueden justificar esos exorbitantes ingresos. Signos exteriores de riquezas que en una economía fracturada y con el descalabro financiero que ha producido la Pandemia, jamás podrían tener ni justificar los ríos de dólares que poseen y por los que tienen a sus familiares en los estados unidos dándose de la gran vida, con la excusa de ser perseguidos políticos,! que paradójico y contradictorio!. De dónde sacan tantas divisas, si ellos no tienen empresas propias, salvo el jefe que tiene registradas empresas quebradas y cuyo giro del negocio nunca podría ganar las multimillonarias sumas en dólares con las que blande su estampa de hombre «íntegro y honesto», pero que el olor apesta como las excretas del gato que aun cuando las esconde igual se sabe de dónde vienen.

Sabe doctor, me dice mi lector, uno de ellos tiene un iPhone XS Grand Complications Skeleton Diamond Edition. Que en el mercado está en 20.000 dólares. Imagínese el grado de corrupción, si su asignación salarial no pasa los 7 dólares.

Con la buena fe y confiando en la honestidad e integridad de los superiores de sus jefes, he hecho las correspondientes denuncias, que leen y escuchan, sin tomar aún las medidas del caso y la banda continúa sus operaciones ilícitas dentro de un negocio lícito. Ese es el camuflaje perfecto. Quién podría sospechar que dentro de una actividad que es un servicio público que a nadie se le ocurriría imaginar, muy malos ciudadanos y peores gentes, tienen montada una mafia de corrupción a la luz de todo el mundo. Todos lo saben, unos tienen miedo, otros solo cuidan su trabajo, otros son cómplices y se hacen los desentendidos porque les mojan las manos, otros son ambiguos, pero tal como expresó uno de mis actores favoritos John Wayne , «la perversión y la corrupción se disfrazan casi siempre de ambigüedad; por eso la ambigüedad no me gusta, ni confío en ella».

Al escribirles , dice mi lector ; a sus teléfonos inteligentes para exponerle las injusticias que intencionalmente están cometiendo en mi contra a ver si corrigen sus modos de proceder, me dejan en visto – las dos rayitas de haber leído – , o son groseros, vulgares; el jefe de la banda me grita y ofende en público delante de sus cómplices y en privado para ver si yo hago o digo algo para justificarse en botarme de mi trabajo , es una persona falsa , con todas las características propias que en psicología aprendemos cómo detectar una persona falsa. Otras, se hacen las que no escuchan, ¡aló!, ¡aló!, ¡aló! , no escucho gritan como locas y cierran la llamada, y creen que uno es un cretino, que solo están esquivando la responsabilidad, pues la conciencia la tienen sucia.

Pues bien doctor , entre tantas cosas que me hace saber mi lector , dice : ya he enviado las denuncias y las pruebas a muchos amigos , fiscales , abogados y periodistas y se las he hecho llegar a los diarios , por si mañana me asesinan , sepa usted quienes son los actores materiales e intelectuales. Yo amo la vida y tengo temor de Dios, esto lo digo, porque no he pensado suicidarme en ningún momento, por si quisiera alguien hacer ver que me quité la vida.

Mi lector habla en tercera persona , y el amenazado es él.

crisantogleon@gmail.com
Profesor Universitario/Abogado/Periodista/Escritor

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