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Rafael Rodríguez es nativo de Maracay, Aragua. Tiene 64 años de edad y vive desde hace más de una década en Tucupita, por la Av. Guasima.

En su estadía en la entidad se enamoró y se casó con una deltana. Con ella ha tenido seis hijos, todos –ahora– son menores de edad.

El señor Rodríguez tiene que alimentar a su familia pero ya no tiene cómo. Su único ingreso económico es su pensión de 400 mil Bs mensuales, que no le alcanza para comprar una harina.

Anteriormente cosechaba calabacines y podía solventar sus carencias haciendo trueques. Pero ya no pudo hacerlo más. Se le agotó.

De momento se vio obligado a salir a las calles a expender sombreros, unos que tenía guardado hace algunos años en su escaparate. Así lo ha decidido porque él y su familia necesitan comer, así sea solo yucas sancochadas, cuando puede, lo hace con arroz.

  • Lo único que comemos es yuca y sal. Por ejemplo hoy desayunamos eso, y más tarde (cena, come solo dos veces al día) iremos a comer lo mismo, si acaso. Cuando podemos, comemos yuca con arroz, porque lo que es carne, pollo, legumbres y aliños, cero de esas cuestiones mi hermano.

Debido a su crisis, él ha querido producir, quiere tener su conuco, pero no ha podido porque no tiene las herramientas necesarias para ello. Confesó que se acercó hasta la alcaldía del municipio Tucupita para solicitar, al menos, dos machetes, allí le habrían dicho que necesitaba entregar antes un oficio de solicitud. Él lo hará, según expresó.

  • Aquí hay bastante tierra para trabajar, lo que pasa es que hay flojera de la gente. Yo quiero sembrar y no he podido porque no tengo machetes.

Con sus sombreros en manos y cabeza ha caminado todo el día, las calles de Tucupita, pero no ha tenido suerte, eran las 5:13 de la tarde del miércoles 29 de septiembre y no había logrado vender ni siquiera uno.

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