El personal de salud venezolano, el más expuesto al COVID-19

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Con información de DW

La falta de insumos deja desprotegidos a los sanitarios. Se calcula que más de cien trabajadores de la salud han fallecido a causa del coronavirus, lo que genera «tristeza, depresión y rabia» entre el personal médico.

Aunque las cifras de muertes y contagios por COVID-19 en Venezuela están por debajo de otros países de la región, varios estudios aseguran que el personal de salud venezolano tiene el mayor riesgo a enfermar y morir por coronavirus en el mundo. Agosto fue un mes trágico para el sector salud venezolano, que lleva cinco años protestando por la escasez de medicinas, pocos insumos, mala infraestructura y bajos salarios. Ahora también protestan por la falta de equipos de protección personal (EPP) para afrontar la pandemia. Según el reporte de la organización Médicos Unidos por Venezuela, hasta la fecha han muerto 106 trabajadores de salud en el país, un 25% de letalidad, por sospecha de COVID-19.

En marzo de 2020, la Organización Panamericana de la Salud determinó que Venezuela era uno de los países en la región con mayores deficiencias para atender la crisis del COVID-19. Seis meses después, la situación ha empeorado a niveles que la propia OPS está gestionando la compra de 370.000 reactivos de antígenos para enviar a Venezuela, donde las pruebas PCR están centralizadas por las autoridades y hay retrasos en dar los resultados. Esto ha causado un aumento en contagios, sobre todo entre trabajadores de la salud.

La OPS también ha hecho entrega de 20 toneladas de EPP para los trabajadores sanitarios que están en la primera fila de atención a los contagiados de COVID-19. Además, la UE y otros países han ayudado a Venezuela con insumos para hospitales que acumulan 1.500 toneladas desde que comenzó la pandemia. Aún así es «insuficiente» dice a DW Ana Rosario Contreras, presidenta del Colegio de Enfermería del Distrito Capital.

Contreras explica «que es una constante, la falla de la dotación de los equipos de bioseguridad, no solamente en los hospitales del Distrito Capital, sino a lo largo y ancho del país, en sus 24 estados, en los más de 300 centros de salud que tenemos, que incluye con esto los 46 hospitales centinelas que se establecieron hace más de 5 meses cuando se detectaron los primeros casos de contagio de COVID-19 en el país».

Contreras ve con alarma cómo aumentan los casos de personal de salud infectado: hasta la fecha sobrepasan los 600 contagios y mas de 100 muertes, según las cifras de Médicos Unidos por Venezuela. Hay que acotar que las cifras son hechas con «criterios subjetivos de contagio» explica Contreras, «porque lamentablemente para ser incluido en los reportes de fallecidos deben tener la PCR positiva, sin embargo,  la escasez de pruebas en el país hace imposible determinar fehacientemente el número de contagiados y que se incluyan el fallecimiento de estos compañeros en el registro de los fallecidos por contagio de COVID-19».

Para Contreras esto es un indicador de que se están incumpliendo las recomendaciones de la OMS «que establece que el personal debería ser objeto de pruebas para verificar que no estén contagiados y ralentizar la curva de contagio dentro de nuestros hospitales».

 

El país con menos laboratorios

El Vicepresidente de la Sociedad Venezolana de Infectología, el Dr. Manuel Enrique Figueras, también ve con alarma cómo se han venido administrando las pruebas de COVID-19 en el país. El Dr. Figueras habló con DW y dijo que «parte del problema es que somos el país que menos laboratorios tenemos para hacer pruebas moleculares en América, y eso es impresionante e inadecuado… y más cuando hay laboratorios, públicos y privados, incluso en distintas universidades, que tienen la capacidad, pero simplemente no se están autorizando». «En este escenario nos manejamos como médicos en un país donde no tenemos los elementos de diagnóstico los cuales están totalmente centralizados, manejados desde un punto de vista político», protesta.

Las dificultades que viven los trabajadores de salud en Venezuela para atender a sus pacientes no ha hecho que abandonen sus puestos frente a la pandemia. El Dr. Figueras explica que las fallas en el sistema de salud generan «tristeza, depresión y rabia» entre sus colegas. Sin embargo «a pesar de no tener los equipos de protección adecuados, a pesar de que no se tienen los sueldos adecuados, de que muchas veces no tienen luz, hay muchos profesionales de la salud que siguen con mucha mística ejerciendo su labor, es lamentable que esa mística no sea recompensada con mejores salarios o con hospitales con mejores recursos» dice el Dr. Figueras.

 

«Ni agua para lavarnos las manos en el hospital»

Tras años protestando sin ver mejoras en las carencias del sector venezolano de la salud, a sus trabajadores no les queda otra cosa que hacer «de tripas corazón», nos cuenta a DW el Dr. Oscar Navas, presidente de la Sociedad de Médicos y Residentes del Hospital Universitario Dr. Luis Razetti del estado Anzoátegui, el más grande del oriente de Venezuela. El Dr. Navas explica que recientemente ha visto mejoras en la entrega de EPP por parte del Estado a raíz de la pandemia, pero que al comenzar la cuarentena no tenían «ni agua para lavarnos las manos en el hospital».

La situación en Anzoátegui era tan compleja que el personal del hospital Razetti organizó una iniciativa llamada «Ayúdanos para Ayudar», que consiste en pedir por redes sociales los equipos que necesitaban los médicos y enfermería para trabajar. «Lo hemos venido logrando y también hemos empezado a recibir ayuda gubernamental, pero en algún momento el 100% de los EPP que teníamos provenían de la solidaridad de la gente, ahora eso está en el 70%, porque el gobierno en sus distintos niveles tanto regional como nacional ha empezado a participar y asumir su rol» dice el Dr. Navas.

«Impotencia de ver morir a nuestros maestros por no tener recursos»

Aún así en el hospital Razetti de Anzoátegui los trabajadores de salud han visto morir a 12 médicos en dos semanas. Para el Dr. Navas las pérdidas dentro del gremio es inconcebible, «no se imaginan la impotencia que es para nosotros ver a nuestros maestros morir en nuestras manos por no tener los recursos para atenderlos». «Nosotros estamos formados en la escasez y forjados en la dificultad, todos los días tenemos que inventar algo para resolver un problema… hay procedimientos sencillos que uno aprende en los libros, pero tenemos que también estudiar la manera de aplicarlos con los pocos recursos que tenemos a mano para salvar vidas y para eso nuestros maestros son clave» explica el Dr. Navas.

Ver a sus colegas dar la vida por el juramento hipocrático es un valioso mensaje para el personal de salud que no se ha ido de Venezuela y continúa trabajando a pesar de persecuciones políticas, escasez, deficiencias en la infraestructura y un sueldo que apenas llega a los 15 dólares mensuales para un médico. El Dr. Navas lo ve como un incentivo para continuar trabajando ya que «entendemos que esos maestros y colegas que murieron lo hicieron dando lo mejor de su talento, lo mejor de sus capacidades, lo mejor que sus manos, sus mentes y su corazón podían dar para atender a nuestra gente enferma, aun al costo de sus vidas y, entonces, cómo yo, ante ese poderosísimo legado y esa grandísima enseñanza, puedo hacer otra cosa que seguir en sus pasos y luchar por que mejoren las cosas».

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