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Crisanto Gregorio León

En el caso de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES), de conformidad con lo dispuesto en el artículo 79 de las Normas de Convivencia de las y los Estudiantes de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (NCEUNES) “…la verdad como valor moral, constituye una regla   inquebrantable  en las estudiantes y los estudiantes de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad. La falta de franqueza al hablar o el lenguaje irrespetuoso, fuera o dentro  del recinto universitario, será motivo de medida disciplinaria…”

Particularmente peligroso es a los fines del desempeño policial, que alguno de sus miembros sea proclive a decir mentiras, pues perjudicaría gravemente a  los cuerpos policiales, a los cuerpos de instrucción, a las fiscalías y a los órganos jurisdiccionales con sus actuaciones en todo orden. Por lo que es prudente remediar esta situación cuando se está a tiempo, antes que sufrir sus consecuencias. 

Para el mitómano, mentir se convierte en un hábito, es su forma de relacionarse. Esta persona no solo siente la necesidad de mentir en las situaciones que están en su contra para evitar las consecuencias sino también en los pequeños detalles, aunque no gane nada con ello. Quien padece mitomanía puede sentirse raro diciendo la verdad pero se siente cómodo mintiendo.

El problema es que cuando faltar a la verdad se convierte en un hábito y se cae en la mentira patológica, el mitómano tendrá que enfrentarse a diferentes dificultades debido a que pierde la confianza de los demás. No es lo deseable y no es eso lo que se aspira que un funcionario se vea enrevesado en mentiras, ni para perjuicio propio ni para detrimento de la profesión que ha escogido, ni para la imagen de su Alma Mater.

Preocupante y dañino es poseer una personalidad en la que se hace un uso indiscriminado de la mentira como modo de desenvolverse en sus relaciones sociales y en el caso del desempeño policial es altamente peligroso. Por eso los exámenes psicológicos y el monitoreo diario de los estudiantes son tan importantes en estos menesteres. Se desea que no sean mitómanos quienes ingresen y egresen de las aulas de la UNES.

No obstante, todos podemos equivocarnos y lo importante es valorar el grado de gravedad de la mentira para radicalmente no volver a mentir.  Porque el grave problema estriba cuando la mentira se hace patológica y se pierde la confianza y el crédito de las personas. ¡Imagínese un Profesional Policial sin credibilidad ni confianza!

El asunto es patológico cuando la persona miente tan automáticamente como respirar, ni se entera de que está mintiendo porque forma parte natural de su personalidad. En alertas tempranas, los Oficiales de Planta y los profesores son los profesionales que se relacionan día a día con los estudiantes en su formación y son las personas idóneas para calibrar y pillar a quienes les gusta mentir y hacen de la mentira un uso indiscriminado al falsear la verdad para eludir el cumplimiento de sus obligaciones estudiantiles; porque 1.- mienten reiteradamente, 2.- no dominan el impulso por mentir y 3.-no evitan el círculo vicioso de la mentira.  Entonces estos estudiantes no son aptos para egresar de la UNES  como profesionales en ninguna de las menciones que ofrece esta universidad.

La aplicación asertiva de las normas prohibitivas de la UNES persigue evitar estos casos. Un estudiante o un aspirante a estudiante que se encuentre dentro de estos supuestos es un aviso que dice en grandes letras de neón PELIGRO.

Abogado/Escritor

crisantogleon@gmail.com

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