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Este viernes 12 de junio, una familia warao fue desalojada de un refugio instalado para los migrantes indígenas en la Prefectura de Manaus. El hecho fue confirmado por el misionero de la Orden Consolata, Josian Kokal, quien señala que una familia fue expulsada del abrigo y con ella, siete más decidieron abandonar el refugio en señal de solidaridad.

El sacerdote asegura que la familia, encabezada por Maria Nieves Moraleda, madre de seis hijos y con una niña de ocho años con tuberculosis fue expulsada “por haber violentado las normas de cuarentena en cuatro ocasiones, según la advertencia de los representantes del abrigo”.

Ocho familias con 16 niños menores de edad, entre ellos, una niña con tuberculosis quedaron fuera del abrigo administrado por Semac “en estas condiciones, con la pandemia y con las condiciones climáticas muy adversas como las lluvias fueron lanzadas a las calles” aseguró el misionero en un audio enviado desde el lugar de los hechos.

“Personalmente he conversado ampliamente con la indígena y, ella me aclara que salió dos veces a trabajar a la calle porque tenía dos días que sus hijos no comían; también necesitaba comprar pañales y jabón”.

Entre sus afirmaciones, el sacerdote llama a la reflexión y cordura de los representantes del abrigo y autoridades de Brasil y realiza el llamado a las instituciones de derechos humanos, al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), a la relatora Naciones Unidas para los pueblos indígenas de Venezuela a velar por la seguridad y las condiciones de las familias warao que se encuentran en los refugios de Brasil.

Un estudio de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) da cuenta de unos 6 mil refugiados y migrantes indígenas se encuentran en territorio brasileño. El informe indica que 3.200 refugiados y migrantes indígenas son solicitantes de la condición de refugiado, es decir, se ajustan legalmente como individuos que abandonaron por la fuerza su país y territorio debido a un temor fundado de persecución o violación continua de los derechos humanos.

KAPÉ KAPÉ

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