La situación de emergencia compleja en la que se encuentra Venezuela desde hace varios años ha dejado aún en mayor desventaja a la población más vulnerable. Entre este grupo se encuentran los niños y niñas indígenas.
Desde que son concebidos en el vientre de su madre, los pequeños de nuestros pueblos indígenas se enfrentan a un sistema discriminatorio que le niega el correcto cumplimiento de sus derechos humanos y constitucionales.
Los problemas que más aquejan a las poblaciones indígenas están relacionados con la exclusión histórica que han sufrido por la vulneración de sus derechos de supervivencia, especialmente la salud, nutrición y la falta de educación.
Los indígenas sufren también por la extrema pobreza en la viven y en particular por la falta de conocimiento, valoración y respeto de sus tradiciones culturales y de sus tierras.
En este contexto, los niños indígenas son por consecuencia, discriminados en el acceso a servicios básicos, toda vez que en sus comunidades no existen condiciones mínimas de habitabilidad, como el acceso a agua potable, electricidad, servicios educativos y salud.
En los últimos años los pequeños indígenas se vienen enfrentando a un fenómeno que se hace más usual a medida que crece la crisis, este fenómeno es el de la migración.
A raíz de la escasez generalizada de alimentos y medicinas, un número cada vez mayor de indígenas recorre las fronteras del país en busca de mejores condiciones de vida. El mayor flujo de movilización se ha registrado hacia los hermanos países de Colombia y Brasil.
En este contexto los niños y niñas indígenas se exponen a nuevas amenazas como el riesgo de apatridia y la explotación y abuso sexual.
En febrero, un grupo de waraos que migró desde el estado Delta Amacuro hasta Brasil, se declaró en alerta en un refugio para migrantes en Boa Vista luego del intento de rapto de niños de la comunidad. En los últimos meses se han recrudecido las denuncias de este tipo.
En ese sentido, en el marco de la conmemoración del Día del Niño y Niña Indígena, Kapé Kapé insta a las autoridades en primer lugar a garantizar los derechos de los niños indígenas dentro del territorio nacional y crear las condiciones para su permanencia en sus tierras; y por otra parte, crear los canales institucionales transnacionales para garantizar el respeto a los derechos humanos de los hermanos indígenas fuera del país.