Poco antes del comienzo de la pelea, un alto ejecutivo del MGM se acercó con la novedad, las apuestas que favorecían al Canelo durante las dos semanas previas habían cambiado. Ahora en lugar de 4 a 1, pasaba ser 5 a 1, es decir afirmaba más aún la presunción del triunfo del mexicano. Pero las múltiples variantes a las que se podía jugar dinero también ofrecían la opción de una victoria por KO, con diferentes réditos de acuerdo a la vuelta que el apostador eligiera. La línea de una victoria por la vía rápida en el penúltimo round: 20 a 1 si el noqueador era Álvarez y 50 a 1 si era Kovalev.
Números curiosos para un combate que terminó con la precisa combinación de izquierda y derecha a la mandíbula que dejó sentado a Kovalev, con un brazo colgando de la tercera cuerda. Tan dormido que el árbitro inmediatamente dio por terminada la lucha, en lugar de contarle los diez segundos de práctica.
Hasta ese décimo primer round, el dominio del ring había cambiado varias veces de mano. El jab del hasta ese momento monarca de la categoría llegó con facilidad a la cara de Canelo en los rounds de apertura. Eso lo vio todo el mundo menos Dave Moretti, el jurado que anotó el asalto inicial a favor del que recibía los golpes. En los subsiguientes Kovalev insistió con la misma táctica, aunque en honor a la verdad sus jabs carecían de la potencia de otras épocas. En cambio, desde la esquina roja Eddy Reynoso delineaba variantes que contrarrestaban la molesta izquierda del rival. Contragolpes al cuerpo, izquierdas duras a la zona alta y mucha cintura parecían confirmar el plan de acabar con el ruso en seis o siete rounds.
Sorpresivamente Kovalev superó el mal rato y persiguió a Canelo por todo el ring durante un octavo capítulo en el que agregó combinaciones de golpes a su omnipresente jab. Las pocas réplicas de Álvarez quedaban al aire y aire es lo que pareció faltarle en ese momento. El ruso siguió firme en el ataque en el noveno, dando la impresión que podía voltear si utilizaba la derecha con más empeño. No lo hizo y dejó escapar su mejor chance de toda la pelea, abriendo dudas sobre su verdadera motivación.
En el descanso el entrenador de Canelo, viendo que el encuentro estaba durando más de lo planeado, instó a su pupilo a buscar la definición. Dicho y hecho: comenzando el décimo apretó el acelerador y, con el cronómetro ya pasando los dos minutos, llegó el espectacular ¨Muñeco al suelo¨. El nativo de Guadalajara – ahora supermillonario residente en San Diego – sumaba así su cuarto cinturón en otras tantas categorías, garantizando en sus primeras declaraciones que seguiría haciendo historia.
TOMADO DE INFOBAE