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21 años de historia, más de 100 egresados y 15 sedes temporales son solo números para los que han escuchado hablar del Programa Samuel Robinson Delta-UCV, pero quienes han construido esas cifras saben que son el resultado de una ardua tarea

Tucupita.- “Recuerdo que del colegio fui la única seleccionada para entrar al programa. Fue un año de constante aprendizaje. Considero que los profesores que nos daban clases nos brindaron algunas herramientas para enfrentar la vida universitaria, y todos los nuevos retos que como persona nos íbamos a enfrentar en una ciudad totalmente desconocida”,  esta es la experiencia de la comunicadora social Iliana Navarrete, una de las 118 deltanos que egresó de la Universidad Central de Venezuela utilizando como vía de ingreso el Programa Samuel Robinson-Delta UCV.

El Programa Samuel Robinson sigue de pie pese a adversidades

Desde 1997 los pasillos de la Ciudad Universitaria de Carlos Raúl Villanueva y los murales de Mateo Manaure se han convertido para muchos jóvenes deltanos en el paisaje a transitar durante al menos 4, 5, 6 años o más, dependiendo del tiempo de permanencia en la carrera. El  fin de este recorrido: egresar como profesional de la principal casa de estudios de Venezuela, considerada también como una de las mejores universidades de Latinoamérica.

Sueño de muchos, logro de pocos

Doctores (26), abogados (18), ingenieros (11), psicólogos (9), comunicadores sociales (7), odontólogos (8), internacionalistas (7), fisioterapeutas (5),  bioanalistas (4), economistas (4) y arquitectos (2) forman parte del abanico de profesionales que se han titulado en la UCV, usando como vía de ingreso el PSR-Delta. También se suman a la lista contadores (2), trabajadores sociales (2), licenciados en Idiomas Modernos (3), Computación (3), Artes (2), Educación (1), Biología (1) y técnicos cardipulmonares (3).

Iliana Naverrete, integrante cohorte 2004.

Hasta hace 21 años las posibilidades de cursar una carrera en esta Alma Mater eran escasas para los bachilleres del estado Delta Amacuro.  No obstante, la falta de oportunidades en la región y el deseo de superación de estudiantes comprometidos, se conjugaron exitosamente en 1997 cuando, gracias a un convenio especial establecido entre la Gobernación del estado y la Secretaría de la UCV, se logró  crear una nueva política de ingreso a la institución.

El programa estaba destinado para aquellos jóvenes que demostraran tener aptitudes y potenciales intelectuales capaces de competir con los que ingresaban a la universidad  a través las modalidades tradicionales (Opsu, prueba interna, otros convenios).

Evelyn Zabaleta, egresada de la escuela de Derecho de la UCV

En un principio la capacitación constaba de dos fases, cada una de 11 semanas. Posteriormente, se incluyó otra, para un total de tres fases, con una duración de 10 semanas cada una. De acuerdo a lo explicado por la coordinadora regional del Programa, profesora Daysis Marcano, “el objetivo es darle la oportunidad a quienes no han sido asignados por las vías regulares, dotándolos de conocimientos y aprendizajes para iniciarse con mayores posibilidades de éxito en la carrera que han seleccionado”.

A 700 kilómetros de la meta

Aunque hasta ahora solo se han registrado 118 profesionales egresados a través del convenio, la población que ha sido formada en Delta Amacuro para estudiar en la “La casa que vence la sombra”, ha sido mayor. Desafortunadamente, muchos interrumpieron sus estudios durante la formación, otros; una vez graduados, hicieron vida profesional en  distintas ciudades del país y allende de nuestras fronteras, pero también están los que regresaron a su lar nativo para aportar con sus conocimientos al desarrollo del estado.

“El Samuel Robinson ha sido una de las mejores experiencias de mi vida, me permitió conocer grandes amistades, compartir con excelentes docentes y entrar a la mejor universidad de Venezuela. Fue un paso importante para mi futuro profesional y agradezco la oportunidad de formar parte de los privilegiados que ingresaron al programa”, así resume la abogada Evelyn Zabaleta su trayectoria en el curso para el año 2004.

A pesar de los resultados positivos que ha tenido para el Delta, el programa sigue enfrentándose a diversos retos que lo hace cuesta arriba mantenerse de pie. La falta de infraestructura propia y de recursos económicos siguen siendo sus mayores desafíos. En sus 21 años de vida, el PSR ha recorrido al menos 15 sedes temporales, inestabilidad que contrasta con la constancia que le imprime la coordinadora regional para que no decline, y permitir que se formen nuevos profesionales en la principal universidad del país.

Ninoska Febres

Cada año el programa convoca a jóvenes que deseen ingresar a la UCV

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