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Nunca se imaginaron los maracuchos José Trinidad Rodríguez y Zunilde Villegas, los propietarios de un inmueble en Barrio La Guardia, la tramoya que se formaría con el paso de unos añitos con la casa que le vendieron a la profesora Ana Cedeño.

Los esposos Rodríguez-Villegas tenían un hijo enfermo en Maracaibo y Altamira Rodríguez, hija de la pareja le hace saber a la profesora Ana Cedeño a través de amigos y conocidos que están vendiendo la casa para ayudar a ese hermano enfermo. Corre el año 2013 mes de noviembre.
Cedeño busca conocer al maracucho y a su verdadera cónyuge Zunilde Villegas, quienes le muestran el inmueble y le explican las razones de la venta

“Luego de tres visitas abordé Cedeño vé la posibilidad de adquirir el inmueble a través de una Opción de Compra, la cual no desestiman y aceptan gustosamente y se procede a la obtención de los requisitos previos a la venta; donde participan el Consejo Comunal de aquel entonces [año 2014] emitiéndole una Constancia de Terreno para la Autorización de la venta por parte de la Alcaldía (Autorización otorgada; también le colabora al Sr. Maracucho su hija la hoy difunta: Yasmín Rodríguez Vílchez quien fungía como Alguacil y quien realmente fue que tramitó todo lo relacionado con la obtención del Título Supletorio; el cual una vez obtenido tratan de anular mediante una demanda con la intención de dejar sin efecto la venta. Una vez cancelado el inmueble el difunto Maracucho me pide un mes de plazo para terminar de desocuparme la casa y es cuando aparece la Sra. Maracucha proveniente de Maracaibo, primero reclamando su parte de la misma y luego, manipulada por sus hijos desarrollan la pretensión de retractar o dejar sin efecto una venta ya concretada, ya realizada”, explica Cedeño.

Continúa explicando Cedeño, “El difunto Maracucho vivió los últimos meses de su vida una triste historia de terror donde sus hijos por ambicionar un bien material se convirtieron en sus verdugos , agresores y estafadores ya que ellos mismos le tomaron prestado parte del dinero de la venta y lo martirizaron hasta mas no poder para que se retractara de la misma con la devolución de un dinero que ellos mismos habían dispuesto; desarrollándose en la agotada humanidad del pobre anciano un cáncer estomacal que lo llevó a la muerte”.

Se conoció que a escasos minutos de la muerte de su padre y sin una lágrima en sus ojos esperaron en el porche de la casa a Ana Cedeño.
El hijo policía, “Melvin Rodríguez Vílchez, sin camisa, exhibiéndome su arma de reglamento y con una actitud amenazante me dio pocos días para desocuparles la casa o iban a haber unos muertos…”

Le sentenció diciendo “Se les fue el difunto Maracucho, sin devolver la plata (que se gastaron ellos) y sin deshacer la venta; pero esto no los hizo abandonar sus ambiciosas pretensiones y ahora se apoyan en la ya también cansada humanidad de su madre, la Sra. Maracucha la cual ponen en el tapete para escudarse y donde realmente ninguno se la quiere llevar para su casa y atenderla”.

Los ambiciosos buscan apoyo de antiguas amistades políticas quienes ignorantes de las verdaderas intenciones ven una oportunidad para desprestigiar a la profesora Cedeño tildándola de narcotraficante y la apodan la Reina del Sur cuando se refieren a ella.

Se trata de Armando Salazar, Zoilo Sarabia y Luzmila Gil, quienes a través de un programa de radio se refieren a la profesora con descalificaciones.

Los ambiciosos tienen una sentencia de desalojo desde el 3 de abril que deben cumplir. Además de dejar de agredir verbalmente y acosar a la afectada, a quien amparan las leyes.

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